jueves, 30 de abril de 2015

Simone De Beauvoir

Las 343 sinvergüenzas

Redactado por Simone De Beauvoir, el Manifiesto por el Aborto Legal publicado en 1971 en Le Nouvel Observateur, firmado por 343 mujeres que habían abortado, causó escándalo en la sociedad francesa. La Izquierda Diario reproduce ese texto, de llamativa vigencia, cuyas firmantes fueron ridiculizadas como "las 343 sinvergüenzas".

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Manifiesto de las 343
En Francia cada año un millón de mujeres aborta en peligrosas condiciones, a causa de la clandestinidad a la cual se ven condenadas. Esta operación, efectuada en medio hospitalario, no presenta mayores riesgos. El destino de estos millones de mujeres es silenciado. En consecuencia yo declaro formar parte de ellas. Declaro haber abortado.
De la misma manera que exigimos la contracepción libre, reclamamos también la libertad de abortar.
Aborto
Esta palabra expresaría y limitaría, de una vez por todas, la esencia del combate feminista. Ser feminista es luchar por el derecho al aborto libre y gratuito.
Aborto
Al parecer este asunto sería una cosa de mujeres. Al igual que la cocina y los paňales, es decir algo sucio por definición. Luchar por el aborto libre y gratuito pareciera ser, además, una cosa tan irrisoria y mezquina…Porque siempre debe haber un olor a hospital, a cocina, o a caca detrás de las mujeres.
Nuestras emociones ligadas a nuestra lucha por el aborto libre son complejas. Ellas demuestran la dificultad que tenemos en asumirnos, a convencernos de que vale la pena combatir por nuestros derechos. A diferencia de los otros seres humanos, nosotras no tenemos el derecho a disponer de nuestro cuerpo. Sin embargo, el vientre es nuestro.
El aborto libre y gratuito no es nuestra única plataforma de lucha. Esta demanda es simplemente una exigencia elemental. Si no se la toma en cuenta, el combate político no puede ni siquiera comenzar. Recuperar, reintegrar nuestro propio cuerpo constituye para nosotras, las mujeres, una necesidad vital. De frente a la Historia nuestra situación es bastante singular: en una sociedad moderna, como la nuestra, somos seres humanos a quienes se les prohíbe disponer de sus cuerpos. Una situación que en el pasado sólo los esclavos han conocido.
Este escándalo se perpetúa en permanencia. Todos los años hay 1.500.000 de mujeres hundidas en la desesperación y la vergüenza. Entre ellas hay 5000 que mueren. Sin embargo, el orden moral de nuestra sociedad no se ve perturbado en absoluto.
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Quisiéramos gritarlo en voz alta
El aborto libre y gratuito significa: cesar en el acto de avergonzarse de su cuerpo, poder por fin sentirse libre y orgullosa de él (al igual de todos aquellos que tienen un buen un empleo).Dejar de sentirse avergonzada por el hecho de ser mujer.
Un ego desmenuzado, desperdigado, hecho añicos: está es la impresión íntima que resiente una mujer cuando debe hacerse un aborto clandestino.
Ser siempre una misma. No sentir más el miedo a ser “tomada", a ser aprisionada en una trampa. A sentirse desdoblada, impotente, con esa especie de tumor incrustado en nuestro ser. La idea de librar este combate me estimula. Si lo gano, a partir de ese momento comenzare a sentirme dueña de mi misma. Y no del Estado, de una familia, o de un niño que no deseo.
Esta lucha nos permitiría controlar el flujo de nacimientos. Como cualquier otro productor, las mujeres deben poder controlar su producción. Utilizar este control implica transformar radicalmente las estructuras mentales de las mujeres. Y una transformación, igualmente radical, de las estructuras de la sociedad.
1) Yo hare un niño, si tal es mi deseo y no sufro ninguna presión moral. Ninguna institución, o imperativos de orden económico, deberían obligarme a hacerlo. Está prerrogativa constituye mi poder político. Al igual que otros agentes productores, yo puedo, si la situación lo exige, presionar a la sociedad con mi producción (huelga de nacimientos).
2) Yo hare un niño si considero que la sociedad, en la cual nacerá, me conviene. Y si esta misma sociedad no hace de mi una esclava de este niño, su nodriza, su sirvienta, su "cabeza de Turco".
3) Yo asumiré la responsabilidad de concebir un niño si este es mi deseo, y si esta sociedad me conviene a mí como a él. Es decir una sociedad sin riesgos de guerras y sin trabajo esclavizador.
No a la libertad vigilada
El debate sobre el aborto que tiene lugar, actualmente, ignora a sus principales interesadas, las mujeres. Establecer si la ley debe ser liberalizada; determinar en que casos el aborto puede ser autorizado, o el problema del aborto terapéutico, todos estos temas son sin ningún interés para nosotras. Está temática no nos concierne en nada.
El aborto terapéutico exige una “buena “razón para obtener el “permiso” de abortar. Esto significa que debemos merecer el derecho de no tener niños. Al igual que antes seguimos siendo desposeídas de nuestro derecho a dar la vida o no. Obligar a una mujer a ser madre seguiría siendo un principio legítimo. Establecer algunas excepciones a esta regla no haría más que reforzar esta legislación. Esta nueva ley, por muy liberal que está sea, continuaría ocupándose de nuestro cuerpo. Ahora bien, el uso de nuestro cuerpo no debe ser reglamentado en absoluto. Nunca aceptaremos excepciones; restos de lo que los otros seres humanos disfrutan desde su nacimiento: la libertad de hacer uso de su cuerpo a su antojo.
En nuestra calidad de mujeres nos oponemos a la ley Peyret. Al denominado proyecto A.N.E. Ha, así como a cualquier ley que pretenda, de alguna manera u otra, regular nuestros cuerpos. No queremos que se promulgue una ley más ventajosa para nosotras. Queremos simplemente que no haya ley. No pedimos la caridad, pedimos simplemente justicia. Somos 27 millones en este país. 27 millones de "ciudadanas" que hoy en día son tratadas como ganado.
A los fascistas, cualquiera sea su pelaje ,les decimos (aquellos que lo reivindican y nos agreden físicamente, católicos , integristas, demógrafos, médicos, expertos, juristas, “hombres responsables”, a Debré, Peyret, Lejeune, Pompidou , Chauchard, el Papa) que a partir de ahora están desenmascarados. Que son unos asesinos y que por lo tanto les prohibimos terminantemente utilizar el término “respeto a la vida”. Ésta es una obscenidad en sus bocas. Somos 27 millones y lucharemos hasta el final para lograr lo que se nos debe: poder disponer libremente de nuestros cuerpos.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DEL ESTADO BURGUES
- Feto en lugar del ser humano elegirás cuando este Ser es una hembra.
- Mujer nunca deberá abortar, sobre todo si Debré reclama 100 millones de franceses.
- 100 millones de franceses tendrás, a condición de que estos no te cuesten nada.
- Sumamente severo será con todas aquellas hembras pobres que no pueden darse el lujo de ir a abortar a Inglaterra.
- Siempre mantendrás un margen de desempleo, a fin de complacer los deseos de los capitalistas.
- Muy moralista serás, Sólo Dios sabe lo que “nuestras “mujeres harían si por ventura fueran libres.
- Fetos tu preservaras. Resulta más rentable matarlos a los 18 años, cuando hacen el servicio militar.
- Necesidad de estos últimos siempre tendrás, porque tu política imperialista proseguirás .
- En cuanto a ti: contracepción utilizaras, así los pocos hijos que tendrás, podrán matricularse en las escuelas de elite. Y también porque sólo dispondrás de un departamento de diez habitaciones.
- En lo que respecta a los otros individuos, la pastilla anticonceptiva denigraras siempre. ¡Porque no faltaba más!
El Manifiesto de las 343 fue redactado por Simone de Beauvoir, y publicado en el Nouvel Observateur N° 334 del 5 de abril de 1971. Una ley, autorizando el aborto libre y gratuito, fue promulgada en Francia, en 1975, la denominada Ley Veil, en referencia a la ministra de Salud del gobierno de Giscard d’Estaing.

http://www.laizquierdadiario.com/Las-343-sinverguenzas

miércoles, 29 de abril de 2015

Gregorio Luri

«Desconfiad del profesor que quiere hacer feliz a vuestro hijo»

Día 27/04/2015 - 02.15h

El filósofo Gregorio Luri asegura que es mucho más sensato enseñar a los niños a superar las frustraciones

El mundo parece estar dividido en dos clases de personas: las que quieren ser felices y las que saben lo que quieren. «Es orientador saber a cuál pertenecemos. Si sirve de ayuda, diría que solo uno de estos grupos lee libros de autoayuda», aclara con ironía Gregorio Luri, filósofo, buen conocedor del mundo educativo, en el que ha trabajado como docente en todos los niveles, de la escuela a la universidad, y autor de Mejor Educados. Para él, es «mucho más sensato enseñar a nuestros hijos a superar las frustaciones inevitables que hacerles creer en la posibilidad de un mundo sin frustraciones».
En el mundo educativo esta máxima es todavía más evidente, a juicio de Luri. «Cada vez que oigo a un maestro defender que su trabajo no es transmitir conocimientos, sino hacer felices a sus alumnos, me compadezco de estos. Tienen muchas posibilidades de salir de la escuela infelices e incultos», dice. Su consejo es que si vuestros hijos van a una de esas escuelas en las que Bucay es el intelectual de referencia, competir está prohibido, cuando juegan todos ganan y nadie pierde, y se considera más importante educar emocionalmente que enseñar álgebra, «entonces manteneos vigilantes. A no ser que vosotros seáis también partidarios de educarlos contra la vida real». Por el contrario, si lo que buscamos es que nuestra prole disponga de recursos para vivir en el mundo tal cual es, entonces, los que tenéis que hacer es todo lo contrario: «protegerles contra el exceso de proteccionismo de la escuela y enseñarles que ni la competencia ni la ambición son vicios perniciosos».
A Luri le gusta explicarlo con un ejemplo que, a su juicio, le parece parece muy sintomático de nuestro tiempo: «El duque de Wellington dijo en una ocasión que la batalla de Waterloo se había ganado en los patios de Eton. Quería decir que el carácter de los hombres se había formado haciendo deporte, compitiendo notablemente». Por eso, prosigue, si oímos a alguien decir sin complejos: «"Creo en mi mismo. No importa lo grandes que sean las dificultades, yo las superaré. Claro que he pasado por momentos difíciles, pero nunca he pensado en rendirme", seguro que es un deportista...», augura.

Las madres tigre

Todavía, continua este filósofo, hay mucha gente que se plantea la disyuntiva de qué es mejor, si ser inteligente o ser feliz. «Pero como lo que nos permite la inteligencia es ser conscientes de la complejidad del mundo, entonces, si la disyuntiva fuera cierta, sólo se podría vivir ser feliz reduciendo la complejidad del mundo hasta vivir en una imagen falsificada de la realidad. ¿De verdad hay alguien dispuesto a pagar este precio?», se pregunta. Las que no parecen estar dispuestas a jibarizar la inteligencia de sus hijos, recuerda Luri, son las llamadasmadres tigre, las madres orientales. «Nos puede parecer, quizás, que son demasiado estrictas, pero la realidad de los resultados de sus hijos nos obliga a no hacer bromas con ellas, porque existe la posibilidad de que en el futuro sean los jefes de los nuestros». Algunos, añade, alegarán que el precio que pagarán sus hijos por tener una madre demasiado estricta sea un terapeuta. «Pero las consultas de los terapeutas están llenas de niños occidentales que no se caracterizan por sufrir muchas tensiones académicas. La reducción de nuestras aspiraciones ante el mundo no nos hace en ningún caso ni más felices, ni emocionalmente más estables», concluye. La idea de una infancia feliz, tan en boga hoy en día, «es una peligrosa fantasía literaria que a menudo contamina de infantilismo la vida de los adultos», concluye este filósofo.

martes, 28 de abril de 2015

Leon Bloy



León Bloy es una personalidad desconcertante. ¿Con quién compararlo? Albert Béguin -tan mesurado y serio- afirma que “los verdaderos compañeros de León Bloy en aquellas postrimerías del siglo XIX, en que las ilusiones del progreso deslumbraron tantas miradas y dieron origen a muchos espíritus clarividentes, son aquellos dolidos, aquellos atormentados, Nietzche, Rimbaud, Dostoievski, que parecían anacrónicos en ese tiempo de ciego optimismo, y que lo eran realmente: eran anacrónicos in anticipo”, en el sentido de que previeron las devastaciones de una “sociedad satisfecha de vivir en los límites de lo permitido, feliz de haber recibido la noticia de la muerte de Dios[1]. Bloy es uno de ellos, pero es también diferente.

Hoy hay un renovado interés en Bloy. Se tiene la impresión, con todo, de que -salvo algunas excepciones- no conocemos al “verdadero” León Bloy. Se lo lee deteniéndose en los aspectos secundarios de su obra -paradoja, violencia verbal, simbolismo exagerado, misticismo exacerbado- sin captar la inspiración de fondo. Su obra es un sucederse de relampagueos y de furores: los relampagueos de un genio que intuyó que la santidad era la única vocación del hombre, los furores de un alma sacudida por el deseo de Dios y por la impaciencia escatológica. Aquí nos propondremos analizar dicha obra para captar el “alma” de un profeta que pertenece -una vez más es Béguin quien lo sugiere- a la “familia espiritual” de Claudel, Peguy y Bernanos.

Bloy nace en Perigueux el 11 de julio de 1846, en una familia de pequeños burgueses. Su padre, empleado en el cuerpo de ingenieros civiles, es libre pensador, anticlerical y masón; la madre, de origen español, creyente sincera. Después de una adolescencia rebelde y taciturna, en 1864 se muda a París, exuberante de cuerpo y alma, revolucionario e incrédulo en el plano religioso. “Hubo un momento -escribirá- en el cual, en vísperas de la Comuna, el odio por Jesús y por su Iglesia fue el único pensamiento de mi intelecto, el único sentimiento de mi corazón”[2]. Para vivir, ejerció los oficios más humildes.

En 1867 conoció a Barbey d'Aurevilly, cuya frecuentación y amistad lo llevaron a la fe, en la cual se mantuvo inamovible “como una lechuza devota a la puerta radiante de la Iglesia de Jesucristo”. Su temperamento extremista lo conduce de un anticlericalismo violento a un catolicismo intolerante. Su existencia tiene, intelectual y materialmente, un ritmo frenético. En 1863 es admitido por Louis Veuillot en la redacción del Univers, pero allí permanece poco tiempo por incompatibilidad con la línea moderada, a su entender, del diario. En 1877 conoció a una prostituta, Ana María Roulet, y, para sacarla del mal vivir, la acogió bajo su techo. Entre ellos nació una pasión violenta que se alternó con entusiasmos místicos. Después de algunos meses, Bloy abandonó a la amante, renunció a un trabajo seguro y se retiró a un monasterio de Soligny con la idea de hacerse monje benedictino. Su confesor le aconsejó que no adoptara la vida monástica ni se casara con Ana María, que entre tanto se había convertido en católica ferviente. Durante una estadía en el Santuario de Salette, conoció al abad Tardif, que lo introdujo en el estudio de la simbología bíblica y lo estimuló a escribir una obra sobre la aparición de la Virgen. Transcurre un período relativamente sereno, en el cual maduran los elementos esenciales de su pensamiento. Luego retoma su vagabundeo. En el intertanto, conoce a las personalidades de primer plano de la vida literaria parisina: P. Bougert, Ph. De Villiers de l'Isle-Adam, Paul Verlaine. M. Rollinat, J.-K. Huysmans. En 1889 se casa con Jeanne Molbeck. El matrimonio llevó a su existencia una nota de serenidad que le permitió publicar libros y artículos. Murió el 3 de noviembre de 1917, tras una larga y dolorosa enfermedad, soportada con valor y serenidad.

http://www.humanitas.cl/html/biblioteca/articulos/d0154.html

domingo, 26 de abril de 2015

Hambre oculta tras el milagro británico


Los recortes en el Estado de bienestar han disparado el uso de bancos de alimentos en esta legislatura

Sobre este meandro que dibuja el Támesis en el centro de Londres, conviven a codazos las dos narrativas sobre la economía británica que se enfrentan en estas elecciones. Canary Wharf y Tower Hamlets. El lujo y el hambre. La pujanza de una economía que crea empleo y deja atrás la recesión a un ritmo de crecimiento del 2,8% anual, y su miserable reverso. La caprichosa lógica del urbanismo de la capital quiso que estos rascacielos se levantaran precisamente en Tower Hamlets, el barrio con más hambre infantil del país, donde más de la mitad de los niños vive por debajo del umbral de la pobreza.

Ocho de la mañana. Ejecutivos trajeados circulan por las aceras de Canary Wharf, el centro financiero que ha superado a la City como el mayor empleador de banqueros de Europa. Los habitantes de los rascacielos cobran 95.000 libras (unos 133.000 euros) de media al año. Los de abajo, 11.400. No es fácil mantener a una familia en Londres con eso.
A la sombra de los rascacielos, entre las viviendas sociales, los voluntarios del banco de alimentos de Tower Hamlets ordenan la comida en cajas. Este centro abrió en 2010, al mismo tiempo queDavid Cameron llegaba al 10 de Downing Street, para atender a lo que su directora, Amy Kimbangi, llama “el hambre escondida”. “Desde 2010 la demanda de este servicio aumenta cada año”, explica. “Hemos pasado de alimentar a cuatro o cinco familias cada semana a 35. Es gente que paga sus alquileres, tiene trabajo, pero no es capaz de llevar comida a sus mesas. Londres es una ciudad extraordinariamente cara, y vivir con el salario mínimo aquí es prácticamente imposible”.

Un país, dos caras

La economía británica creció un 2,8% en 2014, más que la de ningún otro país del G7. La tasa de paro está por debajo del 6%.
Solo Portugal y Grecia, entre los 15 miembros iniciales de la UE, tienen sueldos medios más bajos que Reino Unido.
El Gobierno de Cameron ha convertido en su prioridad reducir el déficit (5,4% del PIB en 2014) a base de recortar el gasto público.
Los bancos de alimentos de Trussell Trust (445 repartidos por todo el país, frente a 29 en 2009) distribuyeron en los últimos 12 meses 1.084.604 paquetes de ayuda alimentaria, un 19% más que el ejercicio pasado y 27 veces más que hace cinco años.
2,3 millones de niños en Reino Unido están clasificados en la pobreza relativa: viven en hogares con ingresos más bajos que el 60% de la media nacional.
El banco de alimentos de Tower Hamlets pertenece al Trussell Trust, el mayor conglomerado de dispensación de comida de emergencia de Reino Unido. En 2009 apenas contaba con 29 bancos de alimentos y hoy agrupa a 445.Esta semana ha publicado los datos actualizados de su actividad. En los últimos 12 meses distribuyó 1,1 millones de lotes de comida de emergencia, cada uno suficiente para alimentar a una familia durante tres días. Son casi 200.000 más que en el ejercicio pasado, 27 veces más que hace cinco años.
A estos datos habría que sumar los de otros centenares de bancos de alimentos independientes que operan por todo el país. Colectivos de médicos hablan de un auténtico problema de salud pública.
Son los profesionales de la sanidad y los asistentes sociales quienes identifican a las personas necesitadas y les entregan un vale para acudir al banco de alimentos. El 44% de los usuarios de los bancos de Trussell Trust acude por problemas con las ayudas públicas. Las políticas de austeridad han afectado a la seguridad social británica, uno de los pilares del Estado de bienestar construido por los Gobiernos laboristas de la posguerra. Las ayudas llegaron a funcionar como un complemento en el presupuesto de las familias, que permitía a las empresas mantener su productividad pagando unos sueldos medios que están entre los más bajos de toda Europa. Los recortes en el sistema han quebrado el delicado equilibrio.
Eso es lo que concluye un estudio de noviembre del año pasado, encargado por la Iglesia de Inglaterra, Trussell Trust y Oxfam, que relacionaba directamente los recortes en el sistema de la seguridad social con el aumento en el uso de bancos de alimentos. El informe, el más exhaustivo realizado hasta la fecha, solicitaba cambios urgentes en el “complicado, remoto y en ocasiones intimidatorio” sistema, para evitar que la gente caiga en la pobreza. El Gobierno desautorizó el estudio al considerarlo “no concluyente”.

La demanda de lotes de comida se ha multiplicado por 27 desde 2010
La mañana de Matti Letsie empieza en la puerta de atrás de un hipermercado. Es su rutina desde que el año pasado abrió el banco de alimentos independiente Connect 25 en Newcastle, al norte del país. Aquí recoge las provisiones que el establecimiento les dona. “Es comida que, de otra manera, acabaría en la basura”, explica.
Con la furgoneta cargada, regresa al local junto a la iglesia King’s Castle que le sirve de almacén. “Empecé a trabajar en asistencia social en 2008”, explica. “El uso de bancos de alimentos entonces era marginal, pero ahora cada vez más gente los usa. Creo que, de la misma manera que el Gobierno trata de arreglar la deuda y llevar al país a una buena situación financiera, debe buscar un equilibrio. Tienen que mirar cómo afectan las cosas que hacen al hombre corriente. Hay gente que vive muy por debajo del modo de vida humano”.
La furgoneta aparca junto a una casa compartida por 11 exreclusos que tratan de rehacer su vida. Es el caso de John, que cumplió cinco años por robo. Al salir de la cárcel le entregaron 30 libras y una cama en esta casa. Pero le cuesta despegar. “Salí de prisión hace seis meses”, explica. “No recibes ayudas inmediatamente, así que no tienes dinero para sobrevivir. Los bancos de alimentos han sido una bendición. Si no fuera por ellos, básicamente, me habría muerto de hambre”.

sábado, 25 de abril de 2015

La relación entre el inconsciente y el origen de la enfermedad



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“Hasta que no hagas al inconsciente consciente,  seguirá dirigiendo tu vida
y lo llamarás destino”. 
-Carl Jung-
Nuestra vida es el resultado de la suma de todas las creencias y programaciones grabadas en nuestra mente inconsciente.
Podemos hacer multitud de acciones sin tener que pensar conscientemente en ellas mientras que las hacemos. Caminar, respirar, sudar, parpadear e incluso podemos llegar a conducir un coche durante un rato sin ser conscientes de ello. ¿Por qué? Porque lo tenemos programado en nuestro inconsciente, ya sea por herencia, por repetición e incluso por otros factores.

La ventaja de esto es que no tenemos que estar constantemente pensando en todo lo que tiene que hacer nuestro cuerpo. Pero el gran inconveniente es que a veces, por una interpretación incorrecta por parte de nuestro inconsciente, se crean programaciones que degeneran en problemas y enfermedades.
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Esto se debe en gran parte a que nuestro inconsciente no distingue entre lo que es real y lo que es imaginario. Si nos imaginamos ahora mismo exprimiendo medio limón dentro de la boca, notaremos inmediatamente como empezamos a segregar saliva, ¿verdad que sí?
Esto ocurre debido a que todas las imágenes que ve nuestro inconsciente en realidad proceden de impulsos nerviosos, ya tengan un origen real o imaginario. Las imágenes que captan nuestros ojos se transforman en impulsos nerviosos que viajan a través del nervio óptico hasta la zona correspondiente del cerebro donde se recrea la imagen. Lo mismo ocurre con nuestros pensamientos, se recrean en la zona correspondiente del cerebro para que podamos verlos.
Así pues, nuestro inconsciente, se cree como verdaderos nuestros “montajes” imaginarios. Recordemos el limón y la saliva. Pero esto va más allá de las imágenes. Ocurre lo mismo con las palabras que utilizamos y con las situaciones que vivimos.
Si nos fijamos en dos personas distintas haciendo un mismo trabajo, y a una de ellas le encanta hacerlo y a la otra le disgusta, nos daremos cuenta de que a  la primera a penas le ha desgastado y a la segunda le ha supuesto un desgaste considerable. Desde el punto de vista biológico, esto resulta totalmente ilógico. Pero aquí es cuando entra en juego la interpretación del inconsciente sobre la situación de cada persona.
Si la primera, aunque no lo llegue a pensar, lo asocia con una situación que le recarga las pilas, entonces su inconsciente se encargará de poner en marcha todos los mecanismos biológicos para poder estar al 100%. Pero la segunda, aunque tampoco llegue a pensarlo, si lo asocia con algo muy pesado, entonces su inconsciente, para evitar que cargue tanto tiempo con un “peso” que interpreta como real, reacciona de la manera más apropiada para que no disponga de los recursos necesarios para tener que “cargar” con tanto peso durante mucho tiempo y resulte lastimado con el supuesto sobre esfuerzo.
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Hay un método de terapia que se llama Biodescodificación que trabaja para deshacer la confusión que se crea en nuestra mente entre lo que es biológico y lo que es emocional.
Nuestro inconsciente, entre otras cosas, tiene la misión de protegernos y proporcionarnos todo aquello que necesitamos. La manera que tiene de hacerlo es regulando todas nuestras funciones biológicas para que siempre tengamos de todo: oxígeno (respiración automática), alimento (hambre), refrigeración (sudor), etc.
conscienteEl problema surge cuando no expresamos nuestras emociones sobre lo que nos ocurre, entonces el inconsciente lo interpreta como algo de carácter biológico. Si yo digo o pienso que mi trabajo es muy pesado, aunque sea un trabajo que no requiera de esfuerzo físico, entonces nuestro inconsciente puede interpretar que lo estamos cargando literalmente y provocarnos  dolor  de  espalda para  que  dejemos de cargar con él  y  poder descansar.
El dolor en si no es real, ya que por ejemplo hay gente que le han amputado un pie y a veces aún le duele aunque ya no lo tenga. Por lo tanto el dolor tan solo es un mecanismo de protección que sirve para avisar de que algo anda mal.
En lugar de vivir la vida emocionalmente, solemos vivirla biológicamente. “Me duele su actitud, me cuesta digerir esta situación, mi marido me asfixia, lo que ha hecho me ha destrozado, me hace daño a la vista ver estas cosas, etc”. En todas estas frases de como interpretamos la vida, se usan verbos con un significado biológico en lugar de usar los que realmente corresponderían, es decir, con un significado emocional, por lo tanto nuestro inconsciente lo malinterpreta como algo biológico y provoca las consecuentes reacciones biológicas: dolor, acidez para poder digerir mejor, tumores en los pulmones para poder aumentar la superficie respiratoria y poder respirar mejor, problemas de visión para evitar ver aquello que no queremos ver, etc.
Las enfermedades suelen manifestar soluciones biológicas y que en realidad no tienen un origen biológico, sino emocional, y que incluso algunas concluyen con la muerte, porque aunque se  produzca un tumor en donde sea para aumentar la capacidad biológica de ese órgano, jamás llegará a satisfacerla porque en realidad no existe esa necesidad biológica, ya que es una situación emocional no expresada e interpretada erróneamente por lo tanto como biológica.
Así pues, lo que hace la biodescodificación, bajo mi punto de vista,  es buscar esas emociones no expresadas para poder trabajarlas y poder deshacer la confusión que existe  en  nuestro  inconsciente  sobre  la  situación  relacionada  con las enfermedades. Al expresar la emoción reprimida, el inconsciente se da cuenta de que no era una cuestión biológica y entonces deshace todas las modificaciones biológicas que había producido por error.