Ya sabéis que las musas eran nueve en la antigua Grecia. Hijas de Zeus. Nacieron en noches consecutivas. Y vivían en el monte Parnaso, en el templo de Apolo, que es el dios asociado a las artes. Pero es esa cosa del hombre purificándose en la fuente Castalia e inspirándose o buscando la inspiración en una mujer. Es una hermosa idea. Pero… Ha habido muchas mujeres que han sufrido ser musas. Muchísimas. Muchísimas mujeres que merecerían que se hablara de ellas mucho más de lo que hacemos. Pero al final, acabamos hablando siempre de las mismas personas. Así que me encanta poder tener la oportunidad de, por lo menos, comentar algunas de esas mujeres, de las muchas que se merecerían que estuviéramos aquí hablando de ellas. Musas que hayan sido artistas al mismo tiempo. Me gustaría más hablar de mujeres que han sido artistas, punto pelota. Pero, bueno, vamos a intentar hacer las dos cosas.
Jeanne Hébuterne, musa de Modigliani. Modigliani la conoció a ella en una academia de pintura. Ella pintaba muy bien. ¿Qué fue de Jeanne Hébuterne? Se defenestró, se tiró por una ventana, consumida por el amor tóxico de Modigliani, por la miseria, por la pobreza, por la psicosis. Una gran artista que se perdió. Camille Claudel. Camille Claudel, musa primero de Auguste Rodin y después de Debussy. Extraordinaria escultora. Su obra, ‘La ola’, es una escultura maravillosa que explica un montón de cosas sobre ella. Pero ni Rodin ni Debussy la valoraron como artista. La usaron, entre comillas, como musa. Y ella se consumió, acabó en la locura. No fue nadie a su entierro. Nadie. Lucia Joyce, hija de James Joyce. Del escritor, el que escribió ‘Ulises’. Como escritor, un diez, como padre… Su hija era su musa. Le puso Lucia porque el padre era un enamorado de la ópera ‘Lucia di Lammermoor’. Bailaba muy bien, le encantaba la danza. Empezó a estudiar danza en París. La vio Isadora Duncan y dijo: “Esta chica baila muy bien, esta chica tiene que estudiar”. Bueno, pues se consumió también por ser musa de su padre y también acabó de sanatorio en sanatorio, de sanatorio en sanatorio. Fatal. No sé, se me ocurren tantas. En el mundo de la música, Luisa Casagemas, hermana de Carlos Casagemas, el tipo que se fue con Picasso a París. Pero, ya, mirad cómo hablamos de esto. O sea, como nadie sabe quién es Luisa Casagemas, tenemos que decir: “Luisa Casagemas, hermana de Carlos Casagemas, que era el tipo que se fue con Picasso a París”. O sea, ya es suficientemente triste que, para ubicar a Luisa Casagemas, tengamos que hacer toda la retahíla que viene después. Lo realmente ideal sería que pudiéramos hablar de Luisa Casagemas como artista, como compositora. Fue la primera persona en España que compuso una ópera. Tenía 17 años, 17 años. Escribió una ópera que se llamaba ‘Schiava e regina’. Mira, estamos en el 2019. Todavía no se ha estrenado la ópera. ¿Cómo puede ser? Luisa Casagemas, Lucia Joyce, Camille Claudel, Frida Kahlo. Frida Kahlo también. Así que es muy bonita esa idea de las musas, esa idea de los hombres que necesitan una mujer que les inspire. Pero, a lo mejor, hay que empezar a dar la vuelta, de algún modo. Hay que empezar a pensar… Por ejemplo, otro ejemplo que se me ocurre: Marianne von Martines. “La española”, le llamaban en Viena. Descendiente de españoles, compositora. Contemporánea de Mozart, contemporánea de Salieri. Extraordinaria compositora. ¿Alguien sabe algo de ella? No. Ahora se están empezando a recuperar sus partituras. 2
Bueno, ojalá se pueda hacer este trabajo y se puedan empezar a recuperar las cosas, y podamos hablar de las mujeres que han hecho arte, que son muchas, no por el hecho de que sean mujeres, sino porque son muy buenas artistas.
Ramón Gener
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