«Hoy escribe todo el mundo. Al primero que se antoja se pone a escribir. Aquellos que tienen el alma más negra que mis botas, aquellos cuyo corazón no se creó en las entrañas de su madre, sino en una fragua, aquellos que tienen tanta verdad como yo casas, se atreven a penetrar en el camino de los elegidos, en la senda exclusiva de los profetas, de los que aman la verdad y de los que odian el dinero. Queridos señores míos: este camino es hoy más ancho, pero no hay quien pase por él. ¿Dónde están los verdaderos talentos? Por más que uno los busque, no los encuentra. Todo se ha vuelto caduco y mísero. Si queda vivo alguno de los bravos de antaño, se ha convertido en un pobre espíritu y en un fracasado. Antes se luchaba por la verdad; hoy no se busca sino la grandilocuencia...»
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