jueves, 5 de septiembre de 2024

 Stendhal era un escritor francés. Se llamaba Henri Beyle y era un italianista, le encantaba todo lo italiano, hizo muchos viajes por Italia. Él vivió su vida bastante románticamente. Se fue a viajar por Italia después de sus despechos amorosos. Se fue por Milán y por Roma y por Florencia. Él, cuando llegó a Florencia, entró en la Basílica de la Santa Croce, que está en la plaza que hoy se llama así también, la Piazza della Santa Croce. Y él escribió, porque él lo escribía todo, hizo libros de viajes, escribió que al salir de la basílica estaba tan emocionado, estaba tan conmocionado que el corazón le latía con una fuerza inusual y que apenas se podía mantener en pie de la emoción que le había causado ver tantísima belleza junta. Pero el ‘Síndrome de Stendhal’ es eso. Hoy en día se define como una especie de patología o como una especie de nombre para todas esas personas que tienen esa capacidad. Y hay personas que son capaces de emocionarse ante cualquier cosa, de sentir, de llorar, de reír, de desvivir. Y después hay otras personas que son capaces de desvivirse un poco menos, otras un poco menos, otras un poco menos. Y hay personas también que les cuesta más y que, a lo mejor, están frente a alguna cosa muy bella y que, por lo que sea, pues frente a la misma obra de arte, pues no son capaces de llegar al nivel de emoción que pueda tener otra persona. Así que frente a una música bonita, que creo que esta es bonita… Chopin sería una de esas personas que estaría sufriendo el síndrome de Stendhal constantemente. De hecho, lo sufría constantemente. Vivía como un romántico, tan romántico que mientras tocaba, le caían las lágrimas, mientras componía, le caían las lágrimas. Entiendo que si estamos hoy aquí es porque dentro de esos niveles de los que hemos hablado, estáis todos vosotros, más cerca de ser como Stendhal que más cerca de: “No oigo nada. No me pasa nada”. Aun así, aun así, a todo el mundo le pasa algo. Te prometo que incluso la persona que, a lo mejor, tiene la sensibilidad un poco menos a flor de piel, incluso a esa persona, ante esta música, le pasa alguna cosa. Así que adelante con el síndrome de Stendhal para todos. 

Ramón Gener

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