martes, 27 de febrero de 2024

 Hellen Keller recordaba una conversación con una amiga que acababa de regresar de un paseo por el bosque. Cuando le preguntó a su amiga qué había observado, ésta respondió: «Nada en particular.»

«Me pregunto cómo es posible —dijo Helen— caminar

durante una hora por el bosque y no ver nada notable. Yo,

que no puedo ver, encuentro cientos de cosas: la delicada

simetría de una hoja, la piel lisa de un abedul plateado, la

corteza áspera de un pino. Yo, que soy ciega, puedo dar un

consejo a los que ven: usad vuestros ojos como si mañana

fueran a quedar ciegos.

*Oíd la música de las voces, la canción de un pájaro, las

poderosas melodías de una orquesta como si mañana fuerais

a quedaros sordos.

'Tocad cada objeto como si mañana fuerais a perder el tacto

'Oled el perfume de las flores, saboread con deleite cada

bocado, como si a partir de mañana ya no pudierais volver a

saborear u oler.

Aprovechad al máximo cada sentido.

Gozad la gloria de todas las facetas y placeres y belleza que el mundo os revela.»

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