martes, 12 de diciembre de 2023

Massimo Pigliucci

 Muchos podemos verlo en nuestra propia vida. Comemos alimentos deliciosos sin apenas apreciar su sabor. Cuando los saboreamos, el placer se desvanece y se olvida rápidamente. Tenemos que cambiar de postura para estar cómodos en un bonito sofá nuevo que, con el tiempo, se manchará y se desgastará. Es agradable gozar de una buena posición social, pero a menudo no nos parece suficiente. Conseguimos un coche nuevo que al principio nos encanta, pero enseguida dejamos de valorarlo. Puede que tengamos éxito a la hora de iniciar un negocio, pero proteger nuestras acciones y hacer que la empresa crezca nos quita el sueño. Puede que hoy bebamos los vientos por nuestra pareja y que, con el tiempo, nos molesten sus hábitos. Muchas de las cosas que tratamos de obtener no nos satisfacen y no nos proporcionan una felicidad duradera. Incluso en el caso de que logremos los objetos de nuestros deseos fugaces, ello no garantiza que los utilicemos bien. Lo que determina su buen uso es el carácter de quien los usa. Las personas con poco carácter hacen mal uso de las ventajas externas: el dinero, la fama, la presidencia de Estados Unidos. Las personas con buen carácter utilizarán lo que tengan, por limitado que sea, en su propio beneficio y el de los demás. Si experimentan dificultades o sacan el peor resultado en la tirada cósmica de dados, un buen carácter les ayudará a salir adelante. Ésta es la gran enseñanza de la antigua filosofía del estoicismo. Moldear tu carácter es, en definitiva, lo único que depende de ti. Así que, para explotar tu buena suerte y lidiar con la mala, es necesario ser buena persona. Mediante una combinación de introspección racional y práctica repetida, puedes moldear tu carácter a largo plazo. Apostar por tu propia mejora es una victoria segura, con la mayor de las recompensas.

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