viernes, 17 de noviembre de 2023

Victor Hugo

 


Hablando todas las lenguas, se introducía en todas las almas.

 Por lo demás, era siempre el mismo para las gentes de mundo y para la gente del pueblo.

 No condenaba a nadie apresuradamente y sin tener en cuenta las circunstancias. Decía:

 — Veamos el camino por donde ha pasado la falta.

 Siendo un ex pecador, como se calificaba a sí mismo sonriendo, no tenía ninguna de las asperezas del rigorismo y profesaba muy alto, sin preocuparse del fruncimiento del ceño de los virtuosos intratables, una doctrina que podría resumirse en estas palabras:

 «El hombre lleva la carne sobre sí, que es a la vez su fardo y su tentación. La arrastra, y cede a ella.

 »Debe vigilarla, contenerla, reprimirla, y no obedecerla más que en última instancia. En esta obediencia puede existir aún la falta; pero la falta así cometida es venial. Es una caída, pero una caída sobre las rodillas, que puede terminar en una oración.

 »Ser santo es una excepción; ser justo es la regla. Errad, desfalleced, pecad; pero sed justos.

 »Pecar lo menos que sea posible, es la ley del hombre. La ausencia total de pecado es el sueño del ángel. Todo lo que es terrestre está sometido al pecado. El pecado es una gravitación».

 Cuando veía que ciertas personas gritaban fuerte y se indignaban pronto, decía sonriendo:

 — ¡Oh, oh!, parece que éste es un gran crimen que todo el mundo comete. Las hipocresías, asustadas, se apresuran a protestar y a ponerse a cubierto.

 Era indulgente con las mujeres y los pobres, sobre los que recae el peso de la sociedad humana. Decía:

 — Los pecados de las mujeres, de los niños, de los servidores, de los débiles, de los indigentes, de los ignorantes, son los pecados de los maridos, de los padres, de los dueños, de los fuertes, de los ricos, de los sabios.

 Decía también:

 — A los ignorantes, enseñadles cuanto podáis; la sociedad es culpable, por no darles instrucción gratis; ella es responsable de la oscuridad que produce. Si un alma sumida en sombras comete un pecado, el culpable no es el que peca, sino el que no disipa las tinieblas.


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