sábado, 21 de octubre de 2023

Carl Sagan


 

“Los hombres crecieron en los bosques, y entre nosotros y ellos existe una afinidad natural. ¡Qué hermoso es un árbol que se esfuerza por alcanzar el cielo!. Sus hojas recogen la luz solar para fotosintetizarla. Los árboles son máquinas grandes y bellas, accionadas por la luz solar, que extraen agua del suelo y dióxido de carbono del aire, convirtiéndolos en un alimento que permite su subsistencia y la nuestra. La planta utiliza los hidratos de carbono que fabrica como fuente de energía para poder vivir. Y nosotros los animales, que somos en definitiva parásitos de las plantas, robamos  sus hidratos de carbono, que nos permiten dedicarnos a nuestros asuntos. Al comer las plantas combinamos los hidratos de carbono con el oxígeno que respiramos y que se disuelve luego en la sangre, y de este modo obtenemos la energía gracias a la cual subsistimos. En el curso de la operación exhalamos dióxido de carbono que las pantas reciclan para fabricar más hidratos de carbono. ¡Qué magnífica cooperación! Plantas y animales inhalan respectivamente lo que unos y otros exhalan, una suerte de reanimación boca a boca a escala planetaria, un armonioso ciclo impulsado por una estrella de 150 millones de kilómetros de distancia”.

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