martes, 23 de mayo de 2023

 En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La mesera puso un vaso de agua enfrente de él. — ¿Cuánto cuesta un helado con chocolate y maní? —preguntó el niño. —Cincuenta centavos —respondió la mujer. El niño sacó la mano del bolsillo y examinó las monedas. — ¿Cuánto cuesta un helado solo? —volvió a preguntar. Algunas personas esperaban mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente. —Veinticinco centavos —dijo bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. —Quiero el helado solo —dijo. La mesera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se retiró. El niño terminó el helado, pagó en la caja y salió. Cuando la mesera volvió a limpiar la mesa, le costó tragar saliva al ver que allí, ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos: su propina.

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