A pesar de que la vida, en definitiva, es absurda y sin sentido —y aquel que no lo vea vive en un cuento de hadas—, aún es posible darle cierto sentido y valor, afrontando cada desafío con valentía y dignidad y aspirando a alcanzar objetivos realistas. Fijar objetivos no realistas es intentar vivir en un cuento de hadas y anhelar cosas imposibles, como la felicidad completa y la plenitud total. Los existencialistas defienden que, si quieres ser feliz o, al menos, aumentar tu felicidad, debes dejar de luchar por la felicidad completa, ya que ese camino conduce irremediablemente a la frustración y a la decepción.
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