jueves, 5 de enero de 2023

Ramón Gener

 


La imaginación creativa y el optimismo de Rossini tampoco tienen límites. ¿Cuánta imaginación se necesita para componer El barbero de Sevilla en (supuestamente) trece días o para reutilizar su propia música y que siempre parezca nueva o para retirarse a los treinta y siete años, después de haber escrito treinta y nueve óperas? Rossini, igual que Mozart, también fue un ejemplo de precocidad. Escribió su primera ópera con tan solo catorce años. Mozart con once. Parece ser que, durante el invierno, le gustaba componer en la cama, bien tapado. Un día, mientras escribía, se le cayó de la cama la última página de la ópera que estaba escribiendo. Rossini, en lugar de levantarse para recogerla, volvió a escribirla. ¡Su imaginación creativa era tan grande que prefirió volver a escribir toda la página con música nueva que levantarse para recoger la otra!

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