“…quise suicidarme cientos de veces, pero a pesar de todo amaba la vida. Quizás sea esta absurda debilidad una de nuestras peores inclinaciones: porque ¿hay algo más estúpido que soportar un peso que en todo momento se quiere dejar en el suelo?, ¿odiar la existencia y al mismo tiempo aferrarse a ella?, y en fin, ¿acariciar la serpiente que nos muerde hasta que nos devora el corazón?”
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