Leer bien no consiste en pasar despacio y cuidadosamente la mirada y la lógica sobre un texto, sino en sumergir el alma en su interior. Es por eso por lo que nos enamoramos de un número tan reducido de libros a lo largo de nuestra vida. Y la mejor biblioteca personal debería ser la compuesta por ese número de libros reales que sienten celos unos de otros. Los celos entre esos libros alimentan al autor creativo con una especia de tensión. Muy razonablemente, Flaubert nos dice que si uno lee con atención diez libros será un gran sabio. Como por lo general la gente es incapaz de hacer ni siquiera eso, reúne libros y presume de su biblioteca.
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