A veces pienso en fundar una compañía aérea llamada «Aerolíneas Terapéuticas», porque si te subes a un avión, te vuelves hacia la persona que tienes a tu lado y le dices: «Yo soy psicólogo, y usted, ¿a qué se dedica?», durante las horas siguientes esa persona te contará todos sus problemas, como si te los derramara encima. Y después, cuando el viaje termine, te dará las gracias. Es decir que Aerolíneas Terapéuticas sería una línea aérea que despega de un aeropuerto local y se pasa dos horas en el aire. En un avión lleno de extraños, nos contaríamos nuestra vida los unos a los otros, y después volveríamos al lugar de partida y todos nos sentiríamos mejor. No olvides nunca el poder intrínseco en el hecho de escuchar ni el vigor que se proporciona simplemente estando ahí; no para curar al otro, sino para prestarle atención. El mundo necesita gente que sepa escuchar. Imagínate a un niño en brazos de su madre. Como dice Ashley Montagu, es necesario que el mundo sea como una madre amante.
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