sábado, 5 de marzo de 2022

 Por lo que conocemos acerca de la vida de Krishnamurti, ésta fue, al parecer, un muestrario de egoísmo fuera de lo habitual. Como muchas otras personas, tuvo relaciones sexuales secretas; pero a diferencia del común de los mortales, fue capaz de utilizar su posición como maestro espiritual para intimidar a los que le rodeaban y forzar su sumisión. Predicó el desinterés personal, pero organizó su vida de tal manera que le fuera posible combinar el éxtasis místico con otros consuelos más mundanos. Pero, por lo que parece, nunca apreció incongruencia alguna en su modo de vida. Esto no tiene nada de sorprendente. Quienes reniegan de su naturaleza animal no dejan de ser humanos: simplemente, se convierten en caricaturas de lo humano. Por fortuna, el grueso de la humanidad venera a sus santos y los desprecia en igual medida.

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