"En 1926 se dio una fiesta en honor de Ricardo Güiraldes, en los lagos de Palermo. Norah Lange, que era conocida como la protegida de Borges, llegó con él. Pero se sentó cerca de Girondo, en ese entonces, un extrovertido poeta vanguardista que acababa de llegar de París. Mientras comían, Norah, sin querer, tiró una botella de vino y Girondo se acercó y le dijo: "Parece que va a correr sangre entre nosotros". En ese momento la señorita Lange se enamoró perdidamente de Girondo y fue quién la llevó después a su casa. Escribe Williamson: "Norah había llegado a la fiesta con Borges, pero se fue con Girondo, y ese simple hecho traería una desdicha singular a la vida de Borges. Perder a Norah con otro hombre ya habría sido un desastre considerable, pero perderla con Girondo justamente era una humillación desesperante".
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