A partir de Freud, el psicoanálisis ha abordado el inconsciente del artista y ha hecho importantes contribuciones a la psicología del arte. Freud considera que la obra de arte es intermediaria entre el sueño y la escritura arcaica. Como el sueño, la obra de arte busca disimular su sentido, pero, al igual que la escritura, debe seguir siendo comprensible, inventando un sistema de expresividad propio. Freud manifiesta una fascinación por los artistas, quienes en una forma casi directa poseen un conocimiento más seguro de los procesos psíquicos morbosos y normales que la psicología o psiquiatría tradicional. Lo que para un científico requiere años de investigación y esfuerzo, en el artista se presenta en forma intuitiva y a veces casi completa y adivinadora. Freud habla de un conocimiento endopsíquico que es privilegio de los artistas, los hombres primitivos y algunos enfermos mentales. Es un conocimiento oscuro que el artista tiene sin saber, que está en la sombra y que se expresa por mitos, obras de arte o manifestaciones delirantes. Aspectos psicopatológicos de Armando Reverón 17 Para Freud la obra de arte es un texto para descifrar. Él la denomina “texto-tejido”, que es el producto de un conflicto de fuerzas entre los deseos de Eros y los impulsos de muerte, entre lo que es manifiesto y lo oculto. En Reverón, esa lucha se manifestaba en el mismo acto de pintar, para lo cual se ceñía fuertemente la cintura, intentando separar las dos partes del cuerpo: la impura de la pura. Para Freud el sueño es el paradigma de la obra de arte, y las técnicas que sirven para descifrar el mundo onírico pueden ser útiles para desenmascarar los mitos y las obras artísticas
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