La filosofía y luego las ciencias, han trabajado arduamente para despejar bastantes incógnitas sobre el conocimiento del sentido de la vida, sin embargo, dicha cuestión para nada está resuelta como acredita el actual declive civilizatorio. La humanidad necesita repensarse a sí mismo: hay una crisis de valores morales por encima de la crisis económica y política. Socialmente, ese repensar colectivo es un incipiente paradigma que se está abriendo paso gracias al movimiento altermundista representado por el Foro Social Mundial, para hacer de contrario, en términos de Heráclito , al pensamiento único neoliberal. Pero filosófica y psicológicamente, es el movimiento “transpersonal”, un paradigma surgido como “cuarta fuerza” de la psicología, quien aporta las bases epistemológicas para hacer frente al caduco pensamiento occidental. La racionalidad pragmática inserta en este depredador capitalismo es un cáncer para las relaciones humanas. El infinito crecimiento económico y la competencia desleal, ambos incentivados por el imperialismo de unos pocos estados mediante las guerras, esclaviza al resto de la humanidad en la más absoluta miseria, pobreza e ignorancia, impidiendo con ello dar un sentido coherente a la vida (Klein, 2007). Es imperativa una reprogramación de la intelectualidad humana, tesitura que están intentando diversos científicos y pensadores
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