Recuerdo a un rabino que decía que si Dios, siendo luz y amor, estuviera ahí fuera, absolutamente solo, se sentiría muy solitario. Es decir que necesitamos espejos que reflejen y difundan el amor, y esos espejos son las personas. Esa es nuestra misión, seguir reflejando, por libre elección, la luz y el amor. Lo que le da significado es el libre albedrío, que también es lo que hace que la vida sea peligrosa, porque la gente toma decisiones que pueden ser dolorosas y destructivas. Pero sin opciones, el amor no tendría sentido. Creo que por eso Adán y Eva abandonaron el Edén, para mostrarnos que el amor que existe por libre elección tiene más sentido y es más sanativo que ninguna otra cosa.
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