Cuando practicas vivir con coherencia, eres plenamente consciente del impacto de tus pensamientos, actos e intenciones, e intentas que éstos sean positivos y curativos en lugar de egoístas y destructivos. Te das cuenta de cuándo estás actuando por miedo, y eliges hacerlo por amor. Asumes la responsabilidad de todos tus actos, y el universo percibe esto, otorgándote inmediatamente un buen karma (o uno malo, si ése es el caso). Como obtienes una respuesta y un apoyo inmediatos a todas tus acciones, ya no te irás del supermercado cuando el cajero te haya dado de más en el cambio —te sentirás obligado a devolverlo—. Entonces tu recompensa se verá multiplicada por diez.
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