jueves, 25 de noviembre de 2021

 


El 10 de diciembre de 1909 Selma Lagerlöf dio un discurso. Autora de, entre muchas otras obras, el clásico de la literatura infantil El maravilloso viaje de Nils Holgersson, Lagerlöf pronunciaba su discurso de aceptación del Premio Nobel de literatura. Dos mujeres tienen un lugar destacado en su discurso, por encima de todos los demás. Su amiga, compañera de viaje y apoyo imprescindible en su vida, la escritora Sophie Elkan. Y también Esselde, seudónimo de Sophie Adlersparre, una destacada intelectual, activista por los derechos de las mujeres, quien apoyó a Lagerlöf al comienzo de su carrera, cuando casi nadie apostaba por ella.

Adlersparre había muerto catorce años antes de la concesión del premio. Su sueño, y el objetivo de toda una vida de lucha, fue que la mujer recibiera el reconocimiento que su trabajo intelectual merecía. Y aquella jovencita que ella apoyó logró, tiempo después, hacer honor a su memoria.

Selma Lagerlöf consiguió el Premio Nobel. Pero ahí no termino su carrera. Siguió escribiendo y, siendo ya muy anciana, ayudó a otra escritora, esta alemana, a huir de la persecución nazi y salvar la vida.

Años después, esa escritora, Nelly Sachs, recibió también el Premio Nobel. Y se lo agradeció, cómo no, a Selma Lagerlöf.

El sueño de Adlersparre tomó vuelo con Lagerlöf y continuó en Sachs. Con muchas dificultades, sin duda, pero haciendo válido lo que afirmaba Okka, la jefa de la bandada con la que viajó Nils Holgersson: que a ella y a los suyos, “se les va el cansancio volando”.

http://revistababar.com/wp/la-maravillosa-deuda-de-selma-lagerlof/

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