Algunos estudios recientes indican la posibilidad de que todos los antidepresivos que se recetan actualmente tengan pocos efectos terapéuticos, o ninguno, por encima de su efecto placebo. Por ejemplo, en un estudio reciente realizado en varias universidades y financiado por el National Institute of Mental Health, a 320 pacientes que padecían depresión grave se les asignó al azar uno de tres tratamientos: la hierba de San Juan o corazoncillo, sertralina (Zoloft) o un placebo. Los investigadores pretendían descubrir, de una vez por todas, si la hierba de San Juan tenía algún efecto antidepresivo, y para ello la compararon con un antidepresivo «verdadero», por un lado, y con un placebo no activo, por otro. Ni el Zoloft ni la hierba de San Juan obtuvieron resultados muy brillantes. Mientras que un 32% de los pacientes que recibieron el placebo se recuperaron, sólo un 25% de los que recibieron Zoloft y un 24% de los que recibieron hierba de San Juan lo hicieron.2 El estudio demostró claramente que la hierba de San Juan no tenía ningún efecto antidepresivo por encima de su efecto placebo. Sospecho que los malos resultados de la hierba de San Juan se anunciaron mucho porque a la industria farmacéutica le interesaba que la gente dejara de tomarla para que pasara a tomar, en cambio, antidepresivos. Sin embargo, los laboratorios no dieron publicidad al hecho de que el antidepresivo no obtuvo resultados mejores que la hierba de San Juan. ¡Ni el Zoloft ni la hierba de San Juan tuvieron ningún efecto antidepresivo verdadero por encima de su modesto efecto placebo! Éste ha sido uno de los mejores estudios que se han realizado sobre los antidepresivos y los resultados no concordaban con la idea generalizada de que las sustancias químicas a las que se llama antidepresivos tienen, en efecto, efectos antidepresivos específicos. ¿Se debían estos resultados a una simple aberración de alguna clase? El doctor Irving Kirsch, de la Universidad de Connecticut, y sus colegas, que han estudiado la literatura científica mundial y los datos presentados ante la Food and Drug Administration (FDA) por los laboratorios farmacéuticos en las últimas décadas, han llegado a la conclusión de que estos resultados, en realidad, son muy típicos. Sus análisis indican que las diferencias entre los antidepresivos y los placebos son mínimas en el mejor de los casos y que al menos un 75% o un 80% de los efectos que atribuimos a los medicamentos antidepresivos son consecuencia de sus efectos placebo.
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