jueves, 6 de mayo de 2021

 


El segundo recordatorio es la impermanencia. La vida es muy breve. Aunque vivamos cien años seguirá siendo breve. Además su duración es imprevisible. Nuestras vidas son impermanentes. A mí misma me quedan como mucho treinta años, quIzá treinta y cinco, pero eso sería lo máximo. Puede que sólo me queden veinte. Puede que incluso no me quede ni un día

Si te obsesionas con ello la impermanencia puede volverte loco, porque tienes miedo de bajar de la acera y hasta de salir de tu casa. Te das cuenta de lo peligrosa que es la vida. Es bueno darse cuenta de ello, te hace sentir la realidad de la impermanencia. Es bueno que te des cuenta de que vas a morir, de que la muerte está asechándote en cualquier momento. 

La esencia del samsara es nuestra tendencia a buscar el placer y evitar el dolor, a buscar la seguridad y evitar la incertidumbre, a buscar el confort y evitar la incomodidad. La enseñanza básica es que esto nos hace seguir siendo desdichados e infelices, nos aprisiona en una pequeña y limitada visión de la realidad. Así es como nos mantenemos arrebujados en el interior de un capullo.

La vida en esta cápsula es agradable y segura. Todo está bajo control. En ella todo es seguro, previsible, agradable y de confianza. Al entrar en nuestra casa sabemos exactamente dónde se hallan los muebles, están distribuidos tal como nos gusta. Sabemos que tenemos todos los electrodomésticos que necesitamos y la ropa que preferimos. Si nos sentimos Inquietos nos basta con llenar esos espacios. Nuestra mente siempre está buscando zonas seguras


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