En 1974 asistí a un seminario en la Universidad de Dayton, donde W. Clemente Stone habló sobre el tema de tener un sentimiento de urgencia. Stone era un magnate de los negocios que había amasado su fortuna en los seguros. Su sesión se titulaba: “Hágalo ahora”, y una de las cosas que nos dijo fue esta: “Antes de levantarse de la cama cada día, diga ‘hazlo ahora’ cincuenta veces. Al final del día, antes de acostarse, lo último que debería hacer es decir cincuenta veces ‘hazlo ahora’ ”. Calculo que habría unas ocho mil personas en el auditorio ese día, pero sentí como si me estuviera hablando personalmente a mí. Me fui a casa, y durante los siguientes seis meses seguí su consejo. Lo primero que hacía cada mañana antes de levantarme y lo último que hacía antes de dormir era repetir las palabras “hazlo ahora”. Me dio un tremendo sentimiento de urgencia. El mayor peligro al que se enfrenta en este momento es pensar que hará que el crecimiento personal sea una prioridad en su vida después. ¡No caiga en esa trampa! Recientemente leí un artículo de Jennifer Reed en SUCCESS [Éxito]. Ella escribió: ¿Puede existir una palabra más insidiosa? Después, como cuando decimos “Después lo haré”, o “Después tendré tiempo de escribir ese libro que ha estado en mi mente los últimos cinco años”. O: “Sé que tengo que organizar mi economía… pero lo haré después”. “Después” es uno de esos matadores de sueños, uno de los innumerables obstáculos que ponemos para desviar nuestras oportunidades de éxito. La dieta que comienza “mañana”, la búsqueda de trabajo que ocurre “con el tiempo”, la persecución del sueño de la vida que comienza “algún día” se junta con otros obstáculos autoimpuestos y nos ponen en modo de piloto automático. ¿Por qué nos hacemos esto? ¿Por qué no pasamos a la acción ahora? Seamos sinceros: lo conocido es fácil; el camino desconocido está lleno de incertidumbres
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