—Puede uno errar su vida durante mucho tiempo; pero siempre acaba por convertirse en aquello para lo cual hemos sido hechos. Todo viejo es una confesión, y si hay tantas vejeces vacías es porque otros tantos hombres lo estaban y lo ocultaban. Pero aun esto carece de importancia. Sería preciso que los hombres pudiesen saber que no hay nada real, que hay mundos de contemplación — con o sin opio—, en los que todo es vano...
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