sábado, 20 de marzo de 2021

 


Un hombre y una mujer son uno.

Un hombre y una mujer y un mirlo son uno.

Un hombre y una mujer y un jarro de almíbar de arce y una zapatilla vieja y una estatua romana son uno.

Una mujer y su imaginación son uno.

Para mí es imposible escribir sobre la imaginación; es como pedirle a un pez que describa el mar.

He vivido por tanto tiempo con mi imaginación, y en mi imaginación, que no me acuerdo de un tiempo en la tierra sin ella, si existiera alguno. Es mi daimon. “El daimon es una especie de mellizo que merodea junto a ti, y es más vívido algunas veces cuando las cosas son duras, y te empuja a la vida que aceptaste vivir antes de caer en la amnesia del nacimiento y de olvidar todo el asunto”.

Voy a contarte ahora, antes de comenzar, cuál es mi conclusión racional sobre la imaginación: creo que no hay ninguna diferencia entre pensar e imaginar, y que ambos son uno.

Wittgenstein: “Ahora estoy tentado de decir que la correcta expresión en el lenguaje para el milagro de la existencia del mundo no es ninguna sentencia o proposición”.

La evolución de nuestros lenguajes –los diferentes lenguajes de la especie humana– fue un gran acto de imaginación que continuó operando por sí mismo por un largo periodo de tiempo, y lo sigue haciendo. En algún punto de este continuo, cuando uno dice o escribe la palabra “árbol,” aquel que la escucha o lee (leer es una forma de escuchar) tiene la imagen de un árbol en la mente. Cualquier cosa que involucre a una imagen en la cabeza es un acto de imaginación. Pensamos en ambas, imágenes y palabras, y dado que las palabras son representaciones imaginarias (la palabra “árbol” no es un árbol), pensar e imaginar son uno.

Lo que me enoja: que artistas de todo tipo siempre estén alabando a la imaginación y diciéndonos que es la única cosa maravillosa e importante en el ámbito de la psique humana; lo dicen como si no hubiese nada peyorativo o destructivo al respecto. Pero la imaginación es una cosa completa, redondeada y compleja, y como cualquier daimon, cuenta con más de un  aspecto.

Shakespeare imaginó Otelo y eso fue bueno. Otelo imaginó que Desdémona le era infiel, y eso fue algo malo.

Una vez en una cena me senté junto a una mujer joven que creía que la CIA había puesto micrófonos (bugged) en su ensalada, y eso la horrorizaba, y era incapaz de vivir una vida normal por imaginar este asunto terrible. Yo creo que este es un aspecto negativo de la imaginación.

Más tarde pensé: bueno, ella tenía razón en algo maravilloso después de todo, porque al poco tiempo cuando lavaba lechuga encontré una babosa, y mi lechuga estaba realmente intervenida. Y pensé que mi ocurrencia puede ser un ejemplo del aspecto positivo de la imaginación, porque la estaba usando cuando se me ocurrió.

Cuando era niña le hablaba a mis muñecas y mis muñecas me hablaban y éramos muy felices juntas. Algunas veces también le hablo a flores o a piedras y lo pasamos muy bien. Conozco a un hombre que cuando era niño jugaba a las bolitas y cada bolita tenia nombre. Un día una de sus bolitas se perdió, nunca la volvió a encontrar, y todas las otras bolitas con el niño hicieron un funeral para la bolita que se había ido para siempre.

Quizás tú estás pensando “ah, el juego, la sólida imaginación de un niño al jugar, debemos recuperar el juego y participar de él lo más seguido que podamos,” pero eso sería naïf, porque esto es mucho más complejo que un juego de bolitas: es la imaginación que tiene una vida propia y su propia autonomía, la imaginación no es aquello con lo que tú juegas, es la imaginación la que juega contigo. Tiene el poder de crear y destruir, de formar y deformar. El funeral puso muy triste al niño, incluso más triste que un funeral real, según me dijo.

Cuando era niña pensaba –imaginaba– que mis papás no me amaban por todas las cosas terribles que me decían y hacían. Todavía no había experimentado lo suficiente el imaginar que podías amar y aún así hacerle cosas terribles a quienes amas por razones que no tienen nada que ver con lo que sientes por ellos. No podía imaginar en ese tiempo cómo sentir compasión por la gente que hacía cosas terribles.

Todavía, en muchas circunstancias, simplemente no puedo hacerlo. Pero sé que mis papás me amaron, a pesar de las cosas terribles, y este ha sido un gran salto adelante.

El sentido común, o pensamiento racional, a menudo se opone a la imaginación, o pensamiento mágico. Esto, también, es profundamente problemático en su complejidad.

Robert Frost dijo que escribir en verso libre era como jugar tenis sin una red. Pero es fácil jugar tenis sin red, simplemente haces como que está ahí. O puedes jugar tenis sin pelota o raqueta, si lo prefieres. Yo lo he visto. Al final de Blow-Up de Antonioni juegan sin pelota y sin raqueta y es muy hermoso de ver. Incluso los espectadores presentes voltean sus cabezas a un lado y otro asombrados.

Puedo imaginar que hay un dios, una organización para el multiverso que amamos. Puedo imaginar que no hay un dios, ninguna organización en absoluto para el multiverso que amamos.

Y ahora, si me dejas deprimirte un momento, quiero recordarte que la imaginación es la que te mete en cada mañana cuando despiertas y en cada noche cuando te vas a dormir, y la que te dice que estás a salvo y que tus seres queridos están a salvo y que todas tus pertenencias realmente te pertenecen y que están tan a salvo como tú.

Por supuesto, tú no estás a salvo ni lo está nadie que conozcas, y nada te pertenece en realidad, no para siempre, y tu recuerdo más amado algún día le pertenecerá a otro. Pero, ¿quién quiere vivir en la inseguridad y el miedo?

Así que aquí, también, si piensas un poco distinto, vas a ver que la imaginación que ocupas al despertar y antes de dormir es un gran consuelo y una gran alegría, por más engañosa que sea, y el hecho de que te consuele no debería deprimirte sino regocijarte. Ahora que estás eufórico –de poseer una facultad tan reconfortante como la imaginación– siento que es seguro seguir adelante.

Es de sentido común –creo que es de sentido común– rechazar a un enemigo que ha cometido una transgresión, y en algunos casos matar al enemigo, dejar muertos a los más terribles. Nuestros ancestros en pensamiento, los chimpancés, lo hacían. Ahí está ese terrible momento cuando Jane Goodall graba su horror al descubrir lo que eran capaces de hacer sus amados y gentiles chimpancés.

Bhagwan Shree Tajneesh, llamado ahora Osho, dice de la figura histórica de Jesucristo que fue “un hito en la conciencia humana”. Jesús es un hito en la conciencia humana porque es un acto de imaginación perdonar a tu enemigo y mirarlo con compasión.

Tal vez la transgresión fue imaginaria. Tal vez el enemigo era imaginario. Para Otelo, la transgresión y el enemigo, ambos, eran imaginarios, estaban en su cabeza, eran él. Él fue su propio peor enemigo. Él se mató a sí mismo.

La imaginación es mi daimon porque es mi mejor amigo y mi peor enemigo. Es mi mellizo porque yo soy mi propio mejor amigo y mi propio peor enemigo.

Estoy inventando todo esto. Después de leer en voz alta un poema a una audiencia, le preguntaron a Robert Creeley, “¿Eso es un poema de verdad, o lo inventaste?

Por supuesto él lo inventó; era un poema de verdad. Las cosas reales son cosas inventadas. ¿Tú eres una persona real, o tus papás te inventaron? ¿Esa montaña es real o las fuerzas del universo la inventaron? ¿La realidad virtual de internet es real, o la inventó gente imaginativa como Steve Jobs?

¿Un pescado de plástico es un pescado?

No me gustan las flores artificiales, pero cuando se ven reales me enamoro de ellas.

Todas estas cosas conviven en la misma casa, la casa de la cabeza, y en la casa de la cabeza  el problema es real. Pero cuando le hablo a mis muñecas, desaparece.

Ten cuidado con la diferencia entre la verdadera simulación y la falsa simulación. Mi amiga Kate estaba de visita en mi casa, y estábamos tomando té. Mi peluche Ivan pidió una taza, y ella le llenó su minúscula tacita de té con agua y se la trajo. “Por qué me tomas,” lloró, “¿por un imbécil? Esto no es té, ¡es agua!” Kate quedó desconcertada, y llenó la pequeña tacita con té.

Wallace Stevens dijo: “No parece posible decir de la imaginación que tiene una característica única clara que por sí misma le dé un valor único claro, como, por ejemplo, de buena o mala. Decir tal cosa sería lo mismo que decir que la razón es buena o mala o, para el caso, que la naturaleza humana es buena o mala”.

Esto es lo que he estado tratando de decirte dándote todos esos ejemplos.

Ahora voy a hablar como artista. Como artista, me gustan muchos errores. No todos, pero muchos de ellos. Un error es solo otra “toma” de las cosas. Escuchar mal o leer mal son errores felices para un artista. Alguien dijo, “The door is ajar” (La puerta está entreabierta), y tú escuchaste “The door is a jar” (La puerta es un jarro). ¿Cómo una puerta puede ser un jarro? ¿Qué hay en el jarro de la puerta? Y te quedas pensando en puertas y jarros. Por esto, entre otras cosas, Gertrude Stein es famosa. Así que no dejes que te aflija nunca más.

Un hombre dio clases de arte en una universidad. Cuando llegó a su casa después del trabajo su hija le preguntó qué había hecho ese día. Él respondió, “Enseñé como dibujar”. Y ella le dijo, “¿A la gente se le olvida dibujar?”.

Los artistas solo son gente a la que no se le ha olvidado dibujar, y con esto me refiero a crear. Pero no te engañes; se les han olvidado muchas otras cosas. Algunas veces se les olvida que ya no tienen ocho años. Esta es la razón por la cual los artistas son problemáticos. Te lo digo solo para que sepas y dejes de pensar en eso.


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