domingo, 20 de diciembre de 2020

Beethoven

 


Desde pequeño Beethoven mostró grandes dotes para la música: con tan solo siete años, ofreció su primer concierto público en Colonia (Alemania). Su padre lo obligaba a tocar a altas horas de la madrugada para sus amigos y le hacía practicar todo el día diferentes instrumentos como el piano, el órgano y el clarinete. Con diez años dejó la escuela para centrarse plenamente en la música.

En 1802, el artista escribió una carta a sus hermanos, conocida más tarde como Testamento de Heiligenstadt, donde se mostraba preocupado por su pérdida de audición. En ella afirmaba que incluso había contemplado el sucidio.

Sin embargo, siguió componiendo. Es en esta etapa cuando llegaron piezas de un estilo muy identificable: Claro de lunaPatéticaSonata para piano nº 8 Para Elisa.

Los últimos siete años de Beethoven estuvieron marcados por la soledad y la introspección. Un episodio muy señalado en su última etapa es la lucha por conseguir la custodia de su sobrino Karl cuando murió su hermano Kaspar. Sin embargo, su sobrino deseaba estar con su madre y no con él. Nunca consiguieron tener una buena relación.

Socialmente era visto como una persona desaliñada y caótica. No obstante, aunque la sordera prácticamente ya era definitiva, fue la época en que creó sus obras más avanzadas e impresionantes: la 5ª Sinfonía, los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano, la Misa Solemnis y la Novena Sinfonía, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y convertida luego en Himno de Europa.

Murió en su cama de Viena rodeado de algunos amigos, ningún familiar, y en una noche de tormenta. Sobre su escritorio se encontró la partitura de su única ópera, Fidelio y, en un cajón secreto, una carta de amor a la anónima “Amada Inmortal”.

https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20201214/6118523/beethoven.html

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