domingo, 6 de septiembre de 2020

Pablo Neruda


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Al semisol de largos días

arrimemos los huesos cansados

 

olvidemos a los infieles

a los amigos sin piedad

 

el sol vacila entre los pinos

olvidemos a los que no saben

 

hay tierras dentro de la tierra

pequeñas patrias descuidadas

 

no recordemos a los felices

olvidemos sus dentaduras

 

que se duerman los delicados

en sus divanes extrapuros

 

hay que conocer ciertas piedras

llenas de rayos y secretos

 

amanecer con luz verde

con trenes desesperados

 

y tocar ese fin de mundo

que siempre viajo con nosotros

 

olvidemos al ofendido

que come una sola injusticia

 

los arboles dejan arriba

un semicielo entrecruzado

 

por alambres de pino y sombra

por el aire que se deshoja

 

olvidemos sin arrogancia

a los que no pueden querernos

 

a los que buscan fuego y caen

como nosotros al olvido

 

no hay nada mejor que las ocho

de la mañana en la espuma

 

se acerca un perro y huele el mar

no tiene confianza en el agua

 

mientras tanto llegan las olas

vestidas de blanco a la escuela

 

hay un sabor de sol salado

y sube en las algas mortuorias

olor a parto y pudridero

 

cual es la razon de no ser?

a donde te llevaron los otros?

 

es bueno cambiar de camisa

de piel de pelos de trabajo

 

conocer un poco la tierra

dar a tu mujer nuevos besos

 

pertenecer al aire puro

desdeñar las oligarquias

 

cuando me fui de bruma en bruma

navegando con mi sombrero

 

no encontre a nadie con caminos

todos estaban preocupados

 

todos iban a vender cosas

nadie me pregunto quien era

 

hasta que fui reconociendome

hasta que toque una sonrisa

 

al semicielo y la enramada

acudamos con el cansancio

 

conversemos con las raices

y con las olas descontentas

 

olvidemos la rapidez

los dientes de los eficaces

 

olvidemos la tenebrosa

miscelanea de los malignos

 

hagamos profesión terrestre

toquemos tierra con el alma.

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