sábado, 26 de septiembre de 2020

Lucia Joyce

 


Lucia Joyce, por su parte, tuvo una existencia mucho más compleja. Alumna aventajada del bailarín Raymond Duncan y aquejada de una severa esquizofrenia agravada por un desengaño amoroso con el dramaturgo Samuel Beckett, la hija de James Joyce —autor del célebre Ulises— fue internada en numerosos sanatorios mentales. La escritura psicótica de Lucia inspiró a su padre para su obra más inabordable, Finnegan’s Wake. Los delirios de Lucia —sus insólitos ritmos verbale— sirvieron a Joyce para dar forma al personaje de Anna Livia Plurabelle, del mismo modo que los sueños de Anna Freud forzaron la escritura de Sigmund. ¿Y si no fue Nora Barnacle sino Lucia la verdadera musa del irlandés? Los monólogos alucinados, los delirios auditivos, los episodios de erotomanía, los intentos de agresiones físicas a Nora… todo formaba parte de la locura de Lucia. Una que su padre negaba constantemente y que asumía más bien como un signo de genialidad: «Lucia es un ser especial al que yo puedo entender en casi todo», confesaba el escritor en una de sus cartas. Otra de sus defensas era que los neologismos y deformaciones verbales de Lucia eran similares a sus propios escritos. Sobre todo, al Finnegan’s Wake, del que llegó a afirmar que sin la presencia de Lucia no podría haber sido escrito. Esta obra tuvo para los Joyce ciertos atributos proféticos, casi mágicos. James creía que solo si terminaba ese libro —al que con cierto estupor llamaba «el libro de la noche»—, Lucia podría salir de su particular noche, es decir, la locura.

Famosamente triste es la anécdota que Joyce relató en alguna ocasión: ante la desesperación de la familia que vivía en Zurich, James acudió al famoso psicoanalista Carl Jung —colaborador de Sigmund Freud— que había escrito un texto muy interesante a propósito de Ulises. Aprovechando la cercanía, Joyce le explicó que su hija era realmente una mente brillante y no una desquiciada. Le enseñó sus propios textos asemejándolos a los de Lucia y fue entonces cuando Jung pronunció su famoso diagnóstico: «Sí, pero donde usted nada, ella se ahoga».

https://www.jotdown.es/2016/12/las-hijas-heridas-los-genios/

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