Dios había prohibido expresamente que se tocaran los frutos del árbol de la ciencia. Quería que el hombre, privado de toda conciencia de sí mismo, permaneciera siendo un animal de cuatro patas ante su amo. Pero he aquí que llega Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y emancipador de mundos. Avergüenza al hombre de su ignorancia, de su obediencia animal; lo emancipa e imprime sobre su frente el sello de la libertad y de la humanidad, impulsándolo a desobedecer...
No hay comentarios:
Publicar un comentario