martes, 4 de agosto de 2020

Un hombre de unos 75 años viajaba en tren y aprovechaba el tiempo leyendo un libro...

A su lado, viajaba un joven universitario
que también leía un voluminoso libro de Ciencias...

De repente, el joven percibe que el libro que va leyendo el anciano es una Biblia y sin mucha ceremonia, le pregunta:

¿Usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y de cuentos?

-Sí por supuesto, le respondió el viejo,
pero éste no es un libro de cuentos
ni de fabulas, es la Palabra de Dios...

¿Ud. cree que estoy equivocado?

Claro que está equivocado...

Creo que Usted señor, debería dedicarse a estudiar Ciencias e Historia Universal...

Vería como la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía, la estupidez y las mentiras de la religión...

Sólo personas sin cultura o fanáticas,
todavía creen en esas tonterías...

Usted señor debería conocer un poco más lo que dicen los Científicos de esas cosas...

- Y dígame joven,

¿es eso lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?

- Mire, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta
con su dirección, para que le pueda mandar algún material científico por correo, así se ilustra un poco, sobre los temas que realmente importan al mundo...

El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió con cuidado el bolsillo de su abrigo y le dió su tarjeta al joven universitario...

Cuando el joven leyó lo que allí decía, salió con la cabeza baja y la mirada perdida sintiéndose peor que una amiba...

En la tarjeta decía:

Profesor Doctor Louis Pasteur,
Director General Instituto Nacional Investigaciones Científicas Universidad Nacional de Francia.

(Hecho verídico ocurrido en 1892)

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