miércoles, 1 de julio de 2020
Mario Alonso Puig
No somos casos clínicos interesantes, sino seres humanos completos, y que la faceta física, el cuidado del cuerpo, de la nutrición, el hacer ejercicio físico es muy importante, dormir bien, dormir suficiente es importante, es más importante dormir que comer fisiológicamente hablando, que la faceta mental es clave, que tenemos que aprender todos a gestionar mejor nuestra mente, a enfocarnos en lo esencial, a usar un lenguaje que nos ayude, no que nos anule, interpretar las cosas de una forma que nos permita salir adelante, no quedarnos atascados, que el elemento afectivo es esencial, buscar lo positivo en las cosas, más que los «porqués», los «para qués», más que los «es ques», pues tal vez los «hay ques», a lo mejor más que «solo me queda», los «aún me queda», y que luego hay una dimensión espiritual en la existencia humana que es muy importante y que nos abraza a todos, que es la vida con propósito, es decir, que nuestro propósito no es solo experimentar la felicidad, sino ayudar a otros seres humanos, también, a ser felices. Decía Martin Buber, un magnífico filósofo alemán, decía que se puede vivir como si fueras el centro den una circunferencia o se puede vivir como si fueras el centro de una elipse, qué bonito, porque la elipse tiene dos centros, tú y yo, y así es como se construye el nosotros. Yo creo que todos, en la dimensión espiritual, lo que estamos llamados es a construir un nosotros, ayudarnos en este viaje fascinante que es la vida en nuestras distintas facetas, y que la educación, se valore o no, es increíblemente valiosa. ¿Cuántas cosas no tendríamos que padecer si las hubiéramos aprendido a edades más tempranas? ¿Cuántos conflictos no surgirían si los hubiéramos aprendido a resolver en un entorno escolar o cuando éramos más jovencitos? ¿Cuántos dones conoceríamos si los hubiéramos descubierto? Entonces, la educación es tarea de todos, y yo creo que nuestra responsabilidad es, cada uno en la medida de sus posibilidades, ayudar a valorar verdaderamente, no solo la importancia de la educación, sino la enorme importancia del maestro, la enorme importancia de la relación con el estudiante, valorar al estudiante porque es la persona que está en el momento cumbre de la vida para aprender y descubrir y entender que esto puede dar un gran sentido a nuestra vida, porque no solo lo que nosotros logremos, es también el legado que vamos dejando y que puede aceptar a muchas generaciones. Tú cambias un sistema educativo, lo mejoras, y eso puede tener un impacto como cuando tiras una piedrecita en un estanque y las ondas se extienden por todas partes. Pues eso, os animo a que cada uno, donde esté, como pueda, de la manera en que vea, viva de acuerdo a unos principios que, en el fondo, lo único que buscan es darle al ser humano su verdadera dignidad y su grandeza.
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