jueves, 17 de septiembre de 2020
José Ingenieros
La fe es de visionarios
y el fanatismo de siervos. La fe es llama que enciende y el
fanatismo es ceniza que apaga. La fe es una dignidad y el
fanatismo es un renunciamiento. La fe es una afirmación
individual de alguna verdad propia y el fanatismo es una
conjura de huestes para ahogar la verdad de los demás.
Frente a la domesticación del carácter que rebaja el
nivel moral de las sociedades contemporáneas, todo
homenaje a los hombres de genio que impendieron su vida
por la Libertad y por la Ciencia, es un acto de fe en su
Porvenir: sólo en ellos pueden tomarse ejemplos morales que
contribuyan al perfeccionamiento de la Humanidad. Cuando
alguna generación siente un hartazgo de chatura, de doblez,
de servilismo, tiene que buscar en los genios de su raza los
símbolos de pensamiento y de acción que la templen para
nuevos esfuerzos.
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