"La profundidad de un pensamiento está en función del riesgo que corre. O morimos por nuestros pensamientos o renunciamos a seguir pensando. Si pensar no es sacrificio ¿para qué pensar entonces? Reservémonos solo las cuestiones arduas, irresolubles y últimas. Los profesores responderán a las otras. Porque para eso les pagan. Si la vida, el sufrimiento, la muerte, el destino, la enfermedad se resolvieran o si los agotáramos en la compresión ¿tendría sentido aún seguir pensando?".
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