sábado, 1 de mayo de 2021

Ousman Umar

 Aunque suene como un chiste descubrí por primera vez que era negro en Libia. Desde Ghat hasta Alawenat tuvimos que caminar por una carretera. En medio de esta carretera me empezó a sangrar la nariz y fuimos al campamento militar más cercano a buscar ayuda. Mi sorpresa fue que al llegar ahí, el médico del campamento militar nos dijo que no podía tocar la sangre de un negro, ni incluso con guantes. Porque tocar la sangre de un negro era como tocar la sangre de un perro, que en el mundo árabe los perros son los peores animales para ellos. Esta sensación… es muy fácil contarlo, pero vivirlo os prometo que es otra cosa. Fue el momento en que me di cuenta de la existencia de algo que se llamaba «racismo». Yo creo que el racismo es algo que, tanto si queremos como si no, existe, aunque yo lo intento obviar un poco porque creo que el racismo como tal es una falta de conocimiento. Ahora aprovecharé para explicar una pequeña anécdota que también aparece en mi libro ‘Viaje al país de los blancos’.
La realidad es que tenemos miedo a lo desconocido. Este es el gran aprendizaje que saqué como conclusión. El racismo como tal, creo que es una falta de conocimiento. Si tú me conoces no vas a tener miedo de que te vaya a robar el móvil. Eso no quita que viva o no el racismo. Lo he vivido. Por ejemplo, subes al metro, voy con una camisa normal y corriente, con el pelo así… Y claro, una señora tenía el bolso aquí… el negrito está aquí. Te mira de arriba abajo. Te hace varias miradas que… Y luego si el negro está aquí, coge el bolso y lo pone aquí. Pues me ha pasado. ¿Y qué siento cuando ocurre esto? Pues me río. ¿Por qué? Porque si esta mujer, esta señora, me conociera es obvio que no escondería su bolso porque sabe que no le voy a robar. ¿Me explico? Nosotros vivimos en nuestra propia jaula mental que hemos creado. El rechazo de esta persona es por falta de conocimiento.
 «Los inmigrantes vienen a quitarnos el trabajo y nos saturan la sanidad pública», son dos cosas que siempre van juntas. Y me hace mucha gracia porque la misma frase en sí se contradice, porque si te estoy quitando el lugar de trabajo no voy a estar saturando la sanidad pública tampoco, una cosa o la otra, pero el mensaje siempre es así. Yo creo que debemos ser un poco más empáticos. Hay que tener un poco más de empatía con la realidad. Y también recomendaría que se recuerde un poquito la historia. No hace mucho, del 36 al 39, todos hemos estudiado la historia de España, yo la estudié un poco tarde, pero la he estudiado, también miles y miles de españoles tuvieron que emigrar a otros países. Te diría que solamente tenemos que coger tres o cuatro personas de Argentina, por ejemplo, y preguntar sus apellidos. La inmigración es un derecho. No lo vamos a detener ni tú ni yo. Es una realidad, la gente tiene derecho a marcharse si no están a gusto donde están. Es verdad que las condiciones en las que venimos… Esto es lo que creo que no es correcto.

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