Michael Onfray
Mortales, limitados, padeciendo sus obligaciones, los humanos, obsesionados por la completez,
inventan una potencia dotada exactamente de sus cualidades opuestas: con sus defectos volteados como
los dedos de un guante, fabrican cualidades ante las cuales se arrodillan y luego se prosternan. ¿Soy
mortal? Dios es inmortal. ¿Soy finito? Dios es infinito. ¿Soy limitado? Dios es ilimitado. ¿No lo sé todo?
Dios es omnisciente. ¿No lo puedo todo? Dios es omnipotente. ¿No estoy dotado del don de la
ubicuidad? Dios es omnipresente. ¿He sido creado? Dios es in creado. ¿Soy débil? Dios es
todopoderoso. ¿Estoy en la tierra? Dios está en el cielo. ¿Soy imperfecto? Dios es perfecto. ¿No soy
nada? Dios es todo. Etcétera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario