domingo, 3 de septiembre de 2017
Chuck Palahniuk
Palahniuk se pasa el día viajando, así que, a la fuerza, toma ideas de sus viajes. “Mi idea del infierno la saqué de esos hoteles de lujo donde me alojo cuando estoy de promoción. En la mayoría hay una suite llamada la suite de los escritores en donde suele haber una pared cubierta por las novelas de todos los escritores que se han alojado en esa suite. Cogiendo los libros puedes deducir quién ha dormido ahí desde años atrás. El infierno de esa novela, el infierno que yo imagino, nació así [dice, y se acomoda y descruza las piernas y hace como un director de cine que quisiera captar algo, una imagen concreta, un recuerdo, a través del plano ficticio que recogen sus manos]: empecé a examinar, como un forense, la habitación en busca algún tipo de evidencia de la presencia de los autores. Deshice la cama [revolotea con las manos], buscando manchas; busqué trozos de uñas [se toca, efectivamente, las uñas]; busqué pelos [y se agarra la cabeza, y se rasca]. Me fascinaba ese contraste entre lo más noble de ellos en la pared y lo más pedestre y sucio repartido por el resto de la habitación. Así que eso es el infierno para mí [concluye, ya recostado en el sofá, de nuevo]: un receptáculo de todos los deshechos de los seres humanos”.
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