domingo, 19 de marzo de 2017
George Bernard Shaw
Se dice que G.B. Shaw cuidaba su jardín a modo de pasatiempo.
Cierto día, una amiga de su esposa ( al parecer bastante miope) se presentó de vista en su casa y al cruzar el jardín se topó con Shaw que se hallaba podando los arbustos.
La buena mujer no lo reconoció, no obstante, se paró y le preguntó:
-¿Hace mucho tiempo que trabaja para los señores Shaw?
-Cerca de treinta años, señora -contestó Shaw.
-Es usted un maestro y me gusta su trabajo. ¿No le apetecería trabajar para mi? Le pagaré más sueldo.
-Me es imposible, tengo un contrato firmado de por vida con la señora Shaw.
-Pero eso es lo que se llama esclavitud. No se puede comprometer a nadie para toda la vida, y menos si se le ofrecen ocasiones para prosperar.
-Usted lo llamará esclavitud, yo lo llamo matrimonio -replicó Shaw, dándose a conocer.
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