sábado, 25 de febrero de 2017

Charlie Parker

  
La historia del jazz está llena de anécdotas increíbles, algunas de las cuales han alcanzado la categoría de leyenda. Y sin duda, una de ellas es la protagonizada por Charlie Parker la noche del 15 de mayo de 1953 en el Massey Hall de Toronto. El considerado mejor saxofonista de jazz de la historia, padre de la improvisación más salvaje y responsable de la revolución que sufrió el género antes de morir con tan sólo 34 años, llegaba a la ciudad canadiense en uno de los peores momentos de su vida, para realizar una de las actuaciones más brillantes que se recuerdan… ¡con un saxofón de plástico!

Parker, al que se le conocía como «Bird» (Pájaro), llegaba a Toronto a un concierto organizado por la New Jazz Society con el objetivo de reunir a los mejores músicos del momento. Junto a Parker, estaban el pianista Bud Powell, el percusionista Max Roach, el contrabajista Charles Mingus y, sobre todo, el gran trompetista Dizzy Gillespie. Todos ellos figuras fundamentales de la revolución que supuso para el jazz el movimiento «be-bop», que en la década de los 40 echó abajó todas las normas establecidas del género a base de improvisación.
Estos genios no llegaban, sin embargo, en sus mejores momentos. Poco antes de aquella actuación, Parker había perdido su licencia de cabaret en Nueva York, lo que le impedía tocar en la mayoría de clubs de la ciudad. Sus problemas con la heroína y la cocaína se habían agudizado y había sido expulsado también de las salas más importantes de Los Ángeles. Ese mismo año, su hija Pree murió de neumonía porque carecía de dinero para proporcionarle el tratamiento adecuado, por lo que su caótico estado mental era cada vez más evidente en su música. En la grabación de «GroovinŽ High», realizada en aquella época, su sonido no era ni sombra del de antaño.

La tensión entre Gillespie y Parker

La historia de sus acompañantes no era tampoco como para esperar que aquella actuación se fuese a convertir en uno de las más extrañas y especiales de la historia del jazz. Powell acababa de salir del sanatorio mental de Creedmore, en Long Island, en unas condiciones deplorables, y poco antes del concierto estaba absolutamente borracho. Y Dizzy Gillespie y Charlie Parker, viejos conocidos, se encontraban en uno de los peores momentos de su relación personal, inmersos en continuas discusiones.
El día que Charlie Parker humilló al gran Gillespie con un saxofón de plástico
ABC
Pero lo más sorprendente de todo es que el gran «Bird» se presentó en Toronto sin su saxofón, ya que lo había empeñado poco antes en alguna tienda de Nueva York para costearse su dosis de heroína, según cuentan varias enciclopedias del jazz. Por ello, tuvo que acudir de urgencia a una tienda de instrumentos de Toronto, en la cual tan sólo pudieron prestarle un saxofón de plástico. Eso es todo lo que tenían y con eso tendría que conformarse el gran «Bird» para asombro de sus acompañantes.
Lo normal es que el concierto se hubiera convertido en un auténtico desastre, pero no lo fue. Tras un impresionante comienzo del trío Roach, Powell y Mingus, se subieron al escenario Gillespie y Parker, que llevaron su rivalidad hasta cotas musicales inalcanzables para la mayoría de músicos del último siglo.
Sonaron «Perdido», «Salt Peanuts», «All the Things You Are», «Wee», «Hot House» y «A Night in Tunisia», en las que Charlie Parker toco aquel cacharro de plástico como si fuera un saxofón del metal más noble, «sobrevolando» por encima de Gillespie para dejarlo en evidencia.

«El concierto del siglo»

La actuación fue tan fundamental que la prensa especializada de la época rápidamente la calificó como «el concierto del año», para después hablar del «concierto del siglo» y bautizar a aquellos cinco músicos también como «el quinteto del siglo».
El día que Charlie Parker humilló al gran Gillespie con un saxofón de plástico
ABC
A pesar de todo, Paker ya no levantó cabeza. En 1954, intentó suicidarse en dos ocasiones, la segunda, después de que su club, el Birdland, le pusiera de patitas en la calle tras su excesivo comportamiento. Fue un periodo de rápido declive hasta que, el 12 de marzo de 1955, murió de un colapso cardiocirculatorio. Aún no había cumplido los 35, pero ya le había dado tiempo a echar abajo los cimientos del jazz para construirlos de nuevo con revolucionarios parámetros musicales a todos los niveles.
«Charlie Parker es uno de los escasos jazzmen que ha aportado dignidad y significado a la palabra “genio”, vocablo del que tanto se ha abusado», aseguran las enciclopedias.
 http://www.abc.es/20120611/archivo/abci-charlie-parker-gillespie-jazz-201206081954.html

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