sábado, 28 de enero de 2017

Los inmigrantes mexicanos que le ganaron al MIT


Cuatro adolescentes indocumentados hicieron lo que muchos pensaban que era imposible.
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Hace 10 años un grupo de adolescentes mexicanos participó en una sofisticada competencia robótica submarina, organizada por la NASA, y vencieron a un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y otras universidades prestigiosas en el 2004, la Tercera Competencia de Vehículos Marinos de Tecnología Avanzada Operados por Control Remoto, realizada en el 2004.
Se trata de Lorenzo Santillán (16 años), Cristian Arcega (16), Óscar Vázquez (17) y Luis Aranda (18) –todos traídos a E.U. cuando eran niños por sus familias, algunos de forma ilegal–, estudiantes de una secundaria de Phoenix (Arizona). Ellos decidieron ir a la competencia, algo que ya era visto casi como una locura, pensando que ese ya era su gran logro. La mayoría había entrado al proyecto como una forma de hacer algo en sus ratos libres durante el receso de vacaciones de la escuela pública Carl Hayden.
Ingenio vs. recursos
“Hicimos un robot con tubos de PVC que compramos en Home Depot y los unimos con pegamento, por lo que lo bautizamos ‘Stinky’ (apestoso). Le pusimos cuatro cámaras de video y, en la parte superior, dentro de una caja de herramientas, pusimos los componentes electrónicos”, recuerda Arcega en una conversación con EL TIEMPO, durante la exhibición de su proyecto en la Feria Internacional de Ciencia y Tecnología, que patrocina la firma Intel.
‘Stinky’, un inmenso robot de 50 kg y pintado poco estéticamente de azul, rojo y amarillo, no se parecía en nada a ese aparato pequeño, elegante y compacto diseñado por 12 ingenieros de una de las mejores universidades de E.U. Y no solo eso, el robot de MIT valía 11.000 dólares, nada comparable con los 800 que había costado fabricar el de los cuatro jóvenes mexicanos. Para empeorar las cosas, el día previo a la competencia descubrieron que la caja de herramientas presentaba un pequeño flujo. Si el agua llegaba a las partes electrónicas, estaban perdidos. Y como no había tiempo para repararlo debidamente, a Lorenzo se le ocurrió una solución tan atrevida e ingeniosa que terminó por seducir a los jurados: colocar un tampón en el interior que absorbiera el líquido.
El resultado: los premios en Elegancia en Diseño, Reporte Técnico y, contra todos los pronósticos, el Galardón principal. Y ellos que solo pensaban que lograrían obtener por su proyecto que sus profesores los invitaran a cenar a algún elegante restaurante.
Tras su inesperado triunfo, los medios se fijaron en estos jóvenes. Así, por ejemplo, la prestigiosa revista de tecnología Wired publicó su historia, en la que calificó a Arcega como un “genio”. Más importante aún, han recibido 90.000 dólares en donaciones hechas por empresas y particulares de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. El dinero lo pusieron en una cuenta común, que ya está siendo usada por Óscar y Luis, que se graduaron de la secundaria. Arcega, por su parte, aún tiene dos años más para pensar en su futuro. Dice que ya ha recibido ofertas de universidades, que le gustaría ganar becas y poder ir a estudiar ingeniería al MIT. Algo que no podría lograr cualquiera, ya que en EU los cerca de 60.000 ilegales que se gradúan al año de las secundarias no pueden postularse a becas o a subsidios gubernamentales.
Diez años después, estos cuatro jóvenes lograron vencer las estadísticas, tanto que incluso serán retratados en una película. Aquí sus historias:four-660x495
Lorenzo Santillan
Santillan, el “genio de la mecánica” del equipo, utilizó el dinero para graduarse de la carrera de gastronomía. Ahora él y Luis Aranda son dueños de una compañía de alimentos en Phoenix. Además de trabajar como mecánico en su tiempo libre.
Luis Aranda
Aranda era el único ciudadano legal en Estados Unidos al momento de ganar la competencia, hoy trabaja con Santillan y en como conserje en la corte de Phoenix.
Oscar Vazquez
Gracias al dinero recaudado, Vazquez se graduó de la Universidad Estatal de Phoenix, pero al no poder resolver sus problemas de migración tuvo que regresar a México. El senador Dick Durban se enteró del caso y lo ayudó a obtener amnistía y poder regresar a EU. A su regreso, Vazquez se enlistó en el ejército y participó en el combate en Afganistán. Hoy es mecánico para los ferrocarriles BNSF en Montana.
Cristian Arcega
Arcega, el ingenioso y creativo del equipo, no pudo terminar una carrera debido a la falta de recursos, hasta que se pasó una ley electoral que subsidiaba las cuotas de educación para inmigrantes indocumentados. Por un tiempo Arcega trabajó en Home Depot y ahora ayuda en el negocio de su vecino. Además de eso, “paso la mayoría de mi tiempo trabajando en ideas para productos nuevos”.
Fuente: El Tiempo
Fotos: WIRED
 http://www.educacionyculturaaz.com/ciencia-y-tecnologia/inmigrantes-mexicanos-le-ganaron-al-instituto-de-tecnologia-de-massachussets-mit

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