“Como
cualquiera podrá deciros, no soy un hombre muy agradable. No conozco
esa palabra. Yo siempre he admirado al villano, al fuera de la ley, al
hijo de perra. No aguanto al típico chico bien afeitado, con su corbata y
un buen trabajo. Me gustan los hombres desesperados, hombres con los
dientes rotos y mentes rotas y destinos rotos. Me interesan. Están
llenos de sorpresas y explosiones. También me gustan las mujeres viles,
las perras borrachas, con las medias caídas y arrugadas y las caras
pringosas de maquillaje barato. Me interesan más los pervertidos que los
santos. Me encuentro bien entre marginados porque soy un marginado. No
me gustan las leyes, ni morales, religiones o reglas. No me gusta ser
modelado por la sociedad.”
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