sábado, 17 de septiembre de 2016

Zoya Kosmodemyanskaya

La partisana que fue el orgullo soviético


Los partisanos eran guerrilleros europeos que se oponían a los ejércitos de ocupación, fueron organizaciones clandestinas de resistencia en la Segunda Guerra Mundial.
El movimiento Partisano en la Unión Soviética, comenzó el 3 de julio de 1941, cuando Stalin hizo un llamamiento por radio para formar un gran movimiento guerrillero para detener el avance de los alemanes.
Los primeros partisanos soviéticos se encontraron con salvajes represalias alemanas contra la población nativa, por ejemplo en Bielorrusia, en un sólo mes, los nazis fusilaron a casi 10,500 "partisanos campesinos" en venganza por la muerte de dos soldados alemanes.

Zoya Kosmodemyanskaya era una chica rusa de 15 años que se había unido a las Juventudes Comunistas en 1938, y tres años después, ante el llamamiento de Stalin se integró en el destacamento partisano 9903 del Frente Occidental junto a otros dos mil voluntarios.
Después de un corto entrenamiento, Zoya fue destinada a la región de Bolokolamsk, en Moscú, donde su grupo participó con éxito colocando minas en las vías y carreteras para sabotear el avance de los nazis.

Zoya Kosmodemyanskaya

El 17 de noviembre de 1941 fue publicada en la Unión Soviética la Notificación Nº 428 que ordenaba:


"Evitar que el ejército alemán pueda movilizarse en pueblos y aldeas, expulsar a los ocupantes nazis de cualquier zona poblada, casa o establo, para que éstos queden a la intemperie a merced del frío".

También les exhortaba a "destruir y quemar los asentamientos de la retaguardia alemana".

Como una buena partisana, Zoya junto a otros camaradas se dedicaron a la tarea de sabotear y quemar, en apenas 5 días, 10 aldeas donde estaban establecidas las tropas germanas. El armamento personal de Zoya y varios de sus camaradas consistía en una pistola "Nagán", algunos cócteles Molotov y varias antorchas.


El 27 de noviembre, luego de algunas escaramuzas con el enemigo, el grupo partisano se dispersó quedando Zoya aislada, pero aún así, ella decidió continuar sola y logró quemar dos casas y un establo en la aldea de Petrischevo, donde se acuartelaban algunos oficiales y soldados alemanes con alrededor de 300 caballos.

Previamente los alemanes habían montado una red de colaboradores dentro de los mismos partisanos, con los que hacían labores de espionaje, debido a lo cual no fue muy difícil identificarla y enseguida capturarla. De hecho fue delatada por uno de sus mismos compañeros partisanos, un tal Vassili Klubkov, que proporcionó la información a cambio de vodka.
Aquí la historia no es muy clara. Unas fuentes indican que logró incendiar las casas y otras difieren diciendo que fue detenida “antorcha en mano” disponiéndose a hacerlo. Bueno, el asunto es que fue capturada por los nazis.

Luego de su captura, Zoya fue torturada durante dos días de interrogatorios en los que la única información que dio fue su nombre de guerra: "Tania". Fue tan brutal el interrogatorio, que al convencerse de que la detenida no hablaría, le aplicaron quemaduras con fósforos y hasta le ocasionaron un corte con una sierra en la espalda. Mientras la torturaban estaba vestida con una sencillo camisón muy fino y descalza, y aun así, la hicieron caminar a la intemperie (noviembre del 41, cerca de Moscú, imagínense el frio) durante largo rato, y esto duraba hasta que el soldado alemán de turno que la custodiaba ya no soportaba el frío bajo su capote. Este ciclo se repitió durante toda la noche cada media hora, y luego, le prohibieron a la familia de la casa donde la torturaban, darle algo de beber a Zoya, bajo pena de muerte.
En la mañana del tercer día la llevaron a la calle donde ya habían construido la horca, con un cartel en el cuello que decía "incendiaria de casas"

Camino a la horca con el cartel de incendiaria

Según testigos y vecinos de la aldea de Petrishevo, Zoya antes de su ejecución realizó un llamamiento a los aldeanos: "No se rindan, hay que ayudar al Ejército Rojo. Nuestros camaradas vengarán mi muerte contra los fascistas. La Unión Soviética jamás será vencida". Dirigiéndose a los soldados alemanes Zoya gritó: "Ríndanse antes de que sea tarde, pueden ahorcarnos a muchos de nosotros, pero nunca a 170 millones". Esto supuestamente lo decía ya con la soga al cuello, mientras oficiales alemanes la fotografiaban. Cuando quiso decir algo más, un oficial alemán quitó el cubo sobre el que se sostenía y quedó colgando. Intentó agarrar con sus manos la cuerda pero los alemanes la golpearon hasta que expiró su último aliento.




Su cuerpo colgado fue dejado a la intemperie como escarmiento y ejemplo durante casi un mes, donde fue golpeado y vejado en varias ocasiones por soldados alemanes y quienes los apoyaban. El día de año nuevo de 1942, un nazi borracho le arrancó parte de la ropa y mutiló su cuerpo congelado. Al día siguiente el mando alemán, ante la inminente llegada de tropas soviéticas, ordenó descolgarla y enterrarla. Posteriormente, su cuerpo fue llevado por los soviéticos al cementerio de Novodievichi en Moscú.

La historia de Zoya Kosmodemyanskaya se hizo popular poco después, cuando Piotr Lidov, periodista del periódico Pravda publicó un artículo con su historia el 27 de enero de 1942. El periodista había oído hablar de aquella ejecución a un campesino de edad avanzada, y quedó fuertemente impresionado por el coraje de la joven mujer. El artículo llegó a ser leído por Stalin, quien le concedió de inmediato la orden de Héroe de la Unión Soviética, convirtiéndose así en la primera mujer que obtuvo aquella distinción.

En su honor fueron llamados con su nombre muchas escuelas, barcos, calles de varias ciudades, montañas y hasta dos asteroides. Se erigieron innumerables memoriales estatuas en todo el territorio soviético: Moscú, Leningrado, Minsk, Kiev, Stalingrado, y fueron bautizados de la misma forma todo tipo de colectivos, asociaciones, comités y células de partidos.


En septiembre de 1991, casi cincuenta años después de la muerte de Zoya, se creó una gran controversia alrededor del mito de la joven partisana. Un artículo publicado en el semanario ruso Argumenty i Fakty afirmaba que nunca hubo tropas alemanas en el pueblo de Petrischevo, y que Zoya fue capturada por los campesinos locales que no estaban conformes con la destrucción de sus bienes. Que en sus actos de sabotaje Zoya había herido a campesinos rusos en lugar de atacar a las tropas alemanas. Que era una fanática estalinista y que mostraba evidente sintomatología de esquizofrenia. Que fueron todas estas actitudes las que llevaron a los campesinos de Petrischevo a delatarla ante los alemanes e indicarles el lugar donde pernoctaba en las afueras del pueblo.
Como en todo debate nacionalista ya se imaginarán ustedes, hubo fanáticos y detractores. Tomemos en cuenta que esta información salió a la luz a los pocos meses de haberse disuelto la Unión Soviética.

Estatua en la estación Partizanskaya del metro de Moscú

De todas formas los pueblos siempre necesitan sus propios héroes y, para los soviéticos, la gesta de Zoya fue el reflejo de la lucha de toda una generación de trabajadores que supieron defender a su país, el primer Estado Socialista de la historia, frente a la invasión del fascismo liderado por la Alemania de Hitler.
El heroísmo de la joven muchacha representaba también el de tantos y tantos combatientes anónimos que perdieron su vida por la defensa de la URSS y la liberación de los pueblos de Europa de la barbarie nazi-fascista.


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