domingo, 1 de junio de 2014

Torkom Saraydarian

Hacia una nueva educación. Torkom Saraydarian

Hubo un humorista que solía ponerle inyecciones a las hojas enfermas que ya se habían desprendido del árbol. Eso es exactamente lo que la mayoría de los educadores están haciendo. Están trabajando para corregir los efectos, sin descubrir la causa del fracaso de la educación.
La educación es la base sobre la cual debe construirse una nueva vida. Todo lo que somos es el reflejo de nuestra educación. El concepto más importante que se debe enfatizar en la nueva educación es que el ser humano no puede vivir para sí mismo sino para los demás.
La vida que llevamos, el nivel de nuestra conciencia, nuestra relación con los demás y nuestros sentimientos y acciones son el reflejo de nuestra educación. Sea lo que fuere que hayamos aprendido y recibido de nuestros padres, entorno, colegio, universidad, iglesia, etc., esto  se refleja  en nuestra vida. Si evaluamos  a una persona, descubriremos que es exactamente lo que recibió en el pasado. Sus ideas, emociones y acciones reflejan lo recibido de los demás.
Cuando arrecian tiempos críticos, la gente, los grupos, las naciones y la humanidad en general buscan una nueva educación, porque enfrentan la vida y descubren que la educación que recibieron anteriormente no puede resolver sus problemas actuales. Ésta es una idea muy importante. Cuando sentimos de pronto que no sabemos o no podemos resolver los problemas de nuestra familia o de la vida en general, entonces buscamos  una nueva educación o una nueva herramienta para resolver dichos problemas, Ahora, es el tiempo en la historia de la humanidad para una nueva educación. A menos que nuestros niños sean criados en el seno de una nueva educación, no sobreviviremos como un todo y este planeta perecerá  en el sistema solar.
Es muy fácil comprobar hasta dónde hemos llegado gracias a nuestra educación anterior. Hemos sido empujados hacia el borde de un abismo y es el momento en que la conciencia colectiva de la humanidad exige una nueva educación.
En un principio, los monasterios, conventos e Iglesias tenían el poder sobre la educación. Cuando dejaron de proporcionar  a la humanidad las herramientas para solucionar sus problemas, surgieron las escuelas y las universidades. Sin embargo, ahora las escuelas y universidades nos han llevado al borde del abismo. Por ello, la humanidad está requiriendo una nueva educación, ya que la antigua no resolvió nuestros problemas y no nos conduce hacia la felicidad, la salud, la prosperidad y la supervivencia. La humanidad vive con miedo y bajo la amenaza de la aniquilación.
Educación para competir
El antiguo sistema de educación sólo impartía conocimientos que preparaban a las personas para competir con los demás y manipularlos. Dicho sistema enseñaba a velar por los intereses individuales, grupales o nacionales a cualquier costo. En este momento, no contamos con una educación que se sobreponga a esto. Decimos: “Hijo mío, sé un doctor para que ganes dinero. Gana más dinero que el resto y disfruta la vida.”  Lo más detestable en el mundo es procurar los intereses propios a costa de los demás.
Aprendemos cómo protegernos a nosotros mismos y a nuestro grupo más cercano, y no recibimos educación más allá de ello. Uno que otro religioso ha dicho algo relativo a esto, pero sus palabras son como gotas en el mar. La humanidad no pudo asimilar estas palabras, porque su educación fue muy concreta, casi cementada, y la gente no tenía la flexibilidad mental para entender las Enseñanzas Superiores.
Nuestro sistema educacional ha fomentado el desarrollo de la especialización. Algún día entenderemos que ésta conduce al retardo de la conciencia. Una mente monotemática se sienta todo el día, por ejemplo, a colocar un pescado a un lado y otro al otro lado. Una mente monotemática permanece sentada tipiando letras ocho horas al día. Una mente monotemática puede pasar todo un día colocando tuercas a tornillos.
Este tipo de “educación” fue introducida a la fuerza en la conciencia de la humanidad, y es la causa de nuestra actual civilización y cultura y también la causa de los peligros y tensiones existentes en el mundo de hoy. En definitiva, se cosecha lo que se ha sembrado.
La nueva educación tendrá una visión global. En este tipo de visión, los intereses individuales deben ir en armonía con los intereses grupales, nacionales, humanos y globales. A menos que nos desarrollemos e identifiquemos con el planeta, no habrá salvación.
Algunas personas dicen: “¿A quién le importa si botamos basura en esa área si no está cerca de nuestras casas? Y los precursores de la nueva educación replican: “El planeta es tu madre. ¿Cómo puedes hacer eso? El planeta te alimenta y tú lo envenenas.” Y los otros contestan: “¡Pero si estamos produciendo dinero!”
Esta actitud refleja su educación: la educación que recibieron de sus padres, de su entorno, de su nación, de sus tradiciones o de su universidad. Si la gente recibe la educación adecuada, no contaminará el planeta.
Existen nueve principios básicos que la nueva educación debe transmitir en su enseñanza:
El primer principio es crear ciudadanos del mundo.
El antiguo sistema debe desaparecer y tenemos que aceptar  al mundo como un solo mundo y a la humanidad como una sola raza. Pensar en la humanidad como una sola humanidad es más seguro y más económico que pensar en  forma separada sobre la humanidad.
Al considerar a la humanidad como un solo mundo, se ahorran miles de millones de dólares. Se reducen los impuestos al mínimo. Evitamos que los niños mueran en campos de batalla. Se eliminan el sufrimiento y el dolor, diseminados en el mundo actualmente, porque las personas no se respetan mutuamente y no se tratan como parte de una sola humanidad.
Imaginemos cuántos millones de dólares se gastan en la producción de una bomba atómica. Si sólo un cuarto de ese dinero se destinara a los educadores de la nueva era, ellos construirían nuevas universidades donde los niños podrían aprender cómo convertirse en seres humanos de la nueva era.
Con un solo mundo y una sola humanidad, salvaremos la vida de las personas, minimizaremos la contaminación del planeta y, de esta forma, contribuiremos a la salud y a la economía de los habitantes del mundo. En las nuevas escuelas, los educadores enseñarán a los niños que este mundo es el hogar de la humanidad y que será el hogar de innumerables razas futuras. Se enseñará a los niños cómo vivir en el planeta, de manera que las futuras generaciones puedan disfrutar de él.
El segundo principio es enseñar a los niños la ciencia de la paz.
Desde el jardín infantil, los educadores deben enseñar la ciencia de cómo manejar las emociones, las acciones, las ideas y las relaciones de forma tal de crear siempre paz. Los problemas deben resolverse mediante la paz; las metas deben lograrse a través de la paz;  las victorias deben alcanzarse gracias a la paz.
Esta ciencia no puede enseñarse a personas que ya están “torcidas”, porque traducirán todo lo enseñado según lo que aprendieron en el pasado.
¿Es bueno que haya paz? Algunas personas piensan que la guerra reditúa. Quieren hacer la guerra, porque se generan negocios. Sin embargo, si la guerra aniquila a tres o cuatro de nuestros  niños, entonces recién tomaremos conciencia de si la guerra es buena o mala. Si hay guerra, habrá una gran mortandad en el planeta y sólo en ese momento la gente dirá que la guerra no es buena.
Aún no podemos comprender del todo que la guerra no es buena y de que nada la justifica. Como hemos sido educados a la manera  antigua, pensamos en términos de guerra, y el mundo está organizado de manera tal que debemos tratar de vivir a pesar de la guerra. Hemos programado la conciencia humana de una forma que es imposible no pelear.  Todo esto puede verse solo si avanzamos  un paso significativo, sobrepasamos la conciencia colectiva global, entramos en el Plano Intuitivo por un segundo y observamos desde ese nivel la condición en que se encuentra la humanidad.
La nueva educación debe preparar a los legisladores que formularán las leyes globales.
Éstos deben reunirse en un organismo  de naciones unidas y organizar las leyes para las naciones individuales en términos de un solo globo. La corte universal que establezcan para hacer cumplir estas leyes será completamente impersonal y sus fallos serán definitivos. La nueva educación impondrá dicha corte, porque no hay otra salida: o cambiamos nuestra conciencia y actuamos con los demás como seres humanos o nos destruiremos a nosotros mismos y todo el dinero y tesoros acumulados desaparecerán.
La nueva educación enseñará la ciencia de la belleza.
Desde la más tierna infancia hasta los 70-80 años, las personas estudiarán la ciencia de la belleza. No se nos ha enseñado a ser bellos en sentimientos ni emociones. Al contrario, hemos enseñado a los niños a ser envidiosos e irritables como una forma de autoprotección. Hemos dicho cosas como: “Tú sabes, hijo mío, que tú eres el rey. No pienses en los demás, sino sólo en ti.” Con esas actitudes, les hemos enseñado a ser despreocupados de los demás.
Esta  educación debe enseñar la ciencia de la belleza en el pensar. Cada vez que piensas algo feo, incluso por un segundo, te envenenas, porque la fealdad contamina tu conciencia. Si te descubriste teniendo un pensamiento feo, ¿cambiaste esa idea por un pensamiento bello? Si no lo hiciste, te dañaste a ti mismo.
También debe enseñar belleza de pensamiento, de sentimientos, de expresiones, de acciones, de las formas y de las relaciones interpersonales. Ser bello significa rechazar la fealdad. Nuestro sistema educacional todavía  no enseña la ciencia de la belleza. Por ejemplo, no nos ha enseñado que en todo ser humano existe una belleza divina y que debemos tratar de encontrar esa belleza en los demás. El sistema no nos ha enseñado que todos somos bellos.
Desde la infancia, tenemos que enseñar a los niños que existe una belleza en su interior y que esta semilla debe florecer. La alternativa es: florece la belleza o aumenta la fealdad.
¿Qué opción vamos a escoger? Podemos optar  ahora, pero finalmente la vida nos llevará al punto en que ya no podremos escoger nosotros y la Naturaleza nos impondrá su opción. La Naturaleza nos dirá: “Malgastaste tu tiempo, contaminaste tu conciencia y ahora ya no hay opción.  Puedes sobrevivir o perecer. Si quieres sobrevivir, debes aprender la ciencia de la belleza y pagar por todo lo que hiciste en contra de la belleza. Tienes que descubrir una manera para que ningún tipo de fealdad habite en ti.”
La nueva educación tratará científicamente de cultivar la naturaleza divina en cada ser humano.
Nuestros niños aprenderán en el colegio que no son cuerpos, emociones o mentes sino diamantes del tesoro de Dios. Los niños se amarán unos a otros. Pensarán: “Si soy un diamante y tú eres un diamante, todo está bien. Pero si soy un diamante y tú eres un lobo, entonces la cosa no funciona, porque te tendré miedo y tendré que atacarte porque eres un lobo.”
Desde el principio de sus vidas, los padres deben educar a sus hijos como Chispas de la Fuente Creativa de la Belleza. Sus niños son divinos. Quizás no podamos entender esto muy bien si nos encontramos atrapados en la educación antigua. Si así es, de seguro diremos cosas como: “Me dijiste que es envidioso… Es un chismoso… Nos odiamos mutuamente…” Y todo esto lo decimos, porque aún vemos a los demás como cuerpos y no como almas de diamante.
La nueva educación debe enseñar la ciencia de la inmortalidad.
Desde la infancia, tenemos que enseñar a las personas que son inmortales, que el cuerpo morirá y regresará, pero que el alma es inmortal. Debemos enseñarles las leyes de la reencarnación y del karma, que lo que se siembre dará cosecha, ya sea aquí o allá. No hay escape: el karma tarde o temprano nos va a alcanzar.
Si enseñamos estas leyes a los niños, tendrán una vida diferente. Si los niños aprenden desde un comienzo que al hacer cosas malas, éstas se les devuelven, podrán entonces vivir sus vidas de manera más cuidadosa. Es penoso que esta idea no se enseñe en nuestro sistema escolar. ¿Por qué? Porque aún tenemos muchas cosas “más importantes” que enseñarles.
La educación debe enseñar que existen la Jerarquía y el Plan.
Si un ser humano es tan avanzado que lo vemos como un maestro, cabe preguntarse ¿no habrá otros gigantes a quienes este profesor considere como sus maestros? Si no pensamos de esta manera, entonces estamos limitando las posibilidades del desarrollo humano.
En la Naturaleza, existen las estaciones y los árboles que florecen, que dan frutos y que luego duermen de acuerdo con un plan. El Sol, los planetas y todo en el Universo actúa según un Plan. ¿Y qué hay de ese Ser Supremo que creó todo y que todo lo creado funciona según un Plan, en la medida en que no estropeemos o contaminemos las cosas, por supuesto? Debido a que no hemos respetado la naturaleza ni hemos vivido de acuerdo con ese Plan, siempre pensando sólo en nuestros intereses, hemos puesto al planeta en peligro. Debemos enseñar a los  niños que la Vida Planetaria sigue un Plan y que es necesario reconocerlo y vivir de acuerdo con él.
La nueva educación debe enseñar a los niños que todo lo que existe ha sido creado con un Propósito.
Este principio debe enseñarse desde el jardín infantil hasta la universidad. Los estudiantes de todas las edades necesitan aprender que Dios creó todo con un Propósito. Esta idea iluminará a la humanidad y producirá cambios extremos en nuestras vidas, generando mayor alegría, felicidad y salud para el planeta.
La educación debe enseñar desde un comienzo que existe sólo una Vida en toda la existencia y que los Grandes Maestros vienen cíclicamente al planeta desde esa Vida.
Si les enseñamos esto a los niños, entraremos en una era de mayor prosperidad, salud y felicidad. Resolveremos los desagradables problemas del planeta y podremos mirar hacia las estrellas.
Estos son los nueve principios básicos de la nueva educación, que debieran enseñarse para que los seres humanos puedan vivir una vida mejor, disfrutar sus cortas vidas y, en estas cortas vidas, prepararse  para sus vidas más prolongadas. De seguro, mantenemos nuestra oficina limpia, porque sabemos que tenemos que volver allí día tras día y no queremos trabajar en el desorden. Lo mismo tenemos que enseñar a los niños: Hagan algo bello de esta vida, de manera que puedan regresar al planeta y disfrutarlo, al igual que sus propios hijos.
En una ocasión, me encontré con un hombre de 92 años trabajando arduamente para reparar una enorme casa que había comprado. Cuando le pregunté por qué trabajaba tanto a su edad para arreglar la casa, me contestó: “En primer lugar, para mantenerme saludable. En segundo, porque quiero dejar algo más bello de cómo estaba cuando me lo entregaron.”
Traten de vivir la vida según estos nueve principios básicos. No digan que son demasiado viejos para hacerlo. Siempre son jóvenes, porque no hay edad para el Verdadero Yo. Hay mucho camino por recorrer aún, desde aquí hasta Sirio, por decir algo. Por lo que pueden preparase para el largo viaje pensando en nuevas maneras de vivir.
Todo ser humano es una estación de radiodifusión. Cuando piensen en estos nueve puntos, los difundirán en el espacio y los demás –incluso los actuales educadores- los captarán.
Los resultados finales de los nueve principios básicos son mayor salud, felicidad y creatividad para todos. No se puede ser saludable en guerra y en contaminación. No podemos ser felices inmersos en el odio, la envidia y la venganza. La mente no puede ser creativa si no vivimos de acuerdo con estos nueve principios; de lo contrario, crearemos cosas para destruirnos a  nosotros mismos.
En una oportunidad, un científico me dijo: “No me diga que no somos creativos.”
A lo cual le contesté: ¿Y qué han creado?
Él replicó: “Creamos la bomba atómica. Creamos esa ciencia fantástica y complicada.”
¿Sirve la creatividad para producir cosas que se usen para la destrucción? ¿Qué tipo de mentalidad piensa que es creativo inventar algo que está envenenando el mundo con radioactividad?
La educación es la base sobre la cual debe construirse una nueva vida. Todo lo que somos es el reflejo de nuestra educación. El concepto más importante que se debe enfatizar en la nueva educación es que, de ahora en adelante, el ser humano no puede vivir para sí mismo sino para los demás. Las cosas erradas y destructivas provienen de quienes viven sólo en función de sí mismos, sin tener en cuenta a los demás.
Si las naciones viven para otras naciones, si los grupos viven para otros grupos, si los esposos viven para sus esposas y las esposas para sus esposos, alcanzaremos el paraíso en la Tierra. El reino de los cielos vendrá a la Tierra si los seres humanos viven el uno por el otro.
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Texto de Education as tranformation, vol II, basics of education. TSG Publishing Foundation
Torkom Saraydarian (1917-1997), fue un profesor, escritor, conferencista y compositor de música sacra. Su legado está compuesto por más de 170 libros –de los cuales sólo la mitad de ellos han sido publicados; su mayor logro en sus escritos fue sintetizar y hacer comprensible en lenguaje común el enorme y complejo cuerpo de conocimientos de la Sabiduría Ancestral.
www.tsgfoundation.org

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