sábado, 10 de mayo de 2014

Huicholes

‘Huicholes: los últimos guardianes del peyote’

Rafael Paz

Acerca de Rafael Paz

Truffaut aseguraba que los amantes del cine eran gente enferma y que nadie nace diciendo “quiero ser crítico de cine”. Editor en jefe en ButacaAncha.com y blogger en El Financiero.
Escrito por  en mayo 9, 2014

Foto: Cortesía.
Foto: Cortesía.

Platicamos con Hernán Vilchez, director de este documental hecho por encargo para salvar el desierto de Wirikuta.

Huicholes: los últimos guardianes del peyote es un proyecto que surgió por coincidencias. Su director, el argentinoHernán Vilchez, se encontraba en San Andrés CohamiataJalisco, buscando la intervención de la comunidad wixárika para una producción diferente cuando ellos le encargaron hacer un documental sobre su lucha por salvar el desierto de Wirikuta, uno de sus lugares sagrados en peligro de desaparecer por un proyecto minero. Los motivos originales del director no se concretaron, la película sí.
Así, desde el momento de su nacimientoHuicholes: los últimos guardianes del peyote se salió del molde. Tuvimos oportunidad de charlar con Vilchez sobre las intenciones del documental, el ambiente político durante la filmación, la distribución online y el combate a la desinformación.
Forbes México(FM): Como director de la película, ¿cuál es el fin del documental?
Hernán Vilchez (HV): Desde el principio fue cumplir con el pedido que nos hizo el pueblo wixárika con sus representantes en San Andrés Cohamiata. Concretamente nos pidieron, hacer un documental de su lucha para salvar Wirikuta, porque ellos están muy preocupados con el tema de las concesiones mineras. Muy, muy preocupados. Tomamos el pedido, hicimos el documental y aparte queremos aportar, no sólo a ellos sino a todos los actores involucrados y la sociedad mexicana en general. Es un caso emblemático, donde poca información real, fidedigna fue entregada a la audiencia. Se ve en la película, el pueblo wixárika no se sentó con la minera. No les explicaron en su idioma, como dice la ley, cómo era el proyecto técnicamente, económicamente, ambientalmente. Cómo les va a afectar la explotación, ellos no lo saben. Eso queremos aportar, que se haga lo que se tenga que hacer dentro de la ley. Que todas las partes se sienten a hablar y se llegue a un acuerdo. En México creemos que es un caso emblemático. Es global entender el valor de las culturas ancestrales, lo que nos pueden enseñar y a dónde tenemos que dirigirnos como humanidad para no hundirnos, elevarnos y poder vivir en paz en este planeta.
FM: La distribución online es un camino poco transitado en México, ¿por qué se decidieron por ella y no por algo más tradicional?
HV: Es que este documental no tiene nada de tradicional, en su producción o surgimiento. Empezó de una manera muy loca y se fue haciendo espontáneo, complicado. Por suerte, cuando uno está cerrando un proyecto, las cosas empiezan a amalgamarse y nos dimos cuenta que ir por lo tradicional no tenía sentido. Te cuento de una película que se llamaHumano, de Alan Stivelman, él me hizo ver esa experiencia alternativa. Le está yendo muy bien y lo hizo por la vía independiente. Cuando vi su experiencia me pareció que era lo que teníamos que hacer. Fue una gran inspiración. Nosotros queremos ser los que manejemos esto y mucha gente ya nos está pidiendo hacer estas proyecciones en diferentes lugares de México y el mundo. Así, sin haber estrenado. También el facebook que funciona como loco, nos ha levantado sin parar. Es un tema interesante y es momento de manejar este tipo de distribución. Es una experiencia que puede servirle a otros.
FM: En el documental, algunas personas de Real de Catorce hablan a la cámara y se notan desinformados de la situación real sobre la mina o la lucha de los wixárika. ¿Ya les mostraron la película?
HV: No, justamente vamos a estrenar el 17. Es el estreno mundial en Real de Catorce, de ahí vamos a bajar y vamos a montarlo en el desierto, en Estación 14, S.L.P., después nos vamos a la sierra en San Andrés Cohamiata, Guadalajara. Fue donde nos pidieron hacerla. Vamos a mostrarla ahí donde ocurren las cosas, donde están los protagonistas, donde es el conflicto. Así lo imaginamos, nos pareció lo más correcto y, como te digo, hicimos una película para aportar a un conflicto que nos parece emblemático. Queremos que sirva.
FM: ¿Quieren combatir la desinformación?
HV: ¡Claro! Tratamos de combatirla. Esa gente no sabe, realmente no fueron muy claros. No les explicaron ni de un lado, ni del otro cómo son los proyectos. Qué posibilidades tienen. Nadie los ayuda. Todas esas cosas son las que se plantea el documental. Queremos que ellos sepan, es fundamental, porque si no pasa lo que pasó en Argentina. La gente pedía trabajo, en el caso de la Mina Alumbrera, estaba contenta: “que vengan, que vengan”. Vinieron, después se dieron cuenta de lo que puede significar un proyecto que no está bien planificado. Porque sí, actúan y actúan a gran escala. La megaminería es la megaminería, consume muchos recursos.
FM: ¿Buscan sólo ganancias?
HV: Mirá, yo no puedo poner en tela de juicio lo que significa una empresa del sistema en que vivimos, el capitalismo, dónde lo más importante es la utilidad, la ganancia y el crecimiento. Cosas que para mí pueden estar equivocadas, se ven los resultados. Si todo estuviese bien, estaría bien pero no es así. No se toman en cuenta un montón de costos. Si vos te quedas sin agua en una comunidad, ¿cuánto vale eso? Puedes decir que ganaste dinero o ¿estás provocando que no haya más vida en ese lugar? ¿Cómo se mide eso? Hay que informar a la gente, la única manera de salir adelante es con buena información. Eso es lo que nosotros aportamos.
FM: La película arranca en el 2011, con Felipe Calderón de presidente, y termina con Peña Nieto en el cargo, ¿qué ha cambiado de sexenio a sexenio?
HV: Yo, como no soy mexicano, no me gustaría meterme a hablar de la política mexicana y meterme en asuntos internos del país. Eso lo debe juzgar su gente. Lo que te puedo decir: Calderón cometió un error, después quiso resolverlo. De verdad querían solucionarlo, se dieron cuenta tan tarde que ya no había manera. Es una historia complicada porque era una reserva federal, la gente lo impugnó y quedó en la nada. Entonces no se hizo nada. Enrique Peña Nieto no ha hablado directamente sobre el tema, pero Jaime Martínez Veloz, comisionado para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México, trabaja para su administración. Por lo menos se nombró a alguien que va a ser un interlocutor y tiene una visión bastante interesante. Él no tira para ningun lado, tira para los pueblos indígenas. Estuvo en Chiapas con Marcos –el Sub– en los Tratados de San Andrés. Es alguien que sabe y eso me parece positivo. Depende de la gente. Yo creo que a los gobiernos no hay que exigirles las cosas y ver si quieren. No. La gente tiene que hacer que respondan, nosotros elegimos a los gobernantes. Con información no están manipulados. Que con información pidan a los gobiernos de cada país cosas reales.
FM: ¿Alguno de los niveles de gobierno –federal, estatal, municipal– puso trabas durante la filmación?
HV: Yo no sé por qué, pero tenemos que agradecer. Incluso la empresa minera nos ha dado todas las opciones. Tú viste las cosas que filmamos en la mina, nos dieron los permisos porque creyeron en que nosotros queríamos hacer algo donde todas las voces estuvieran presentes. El presidente municipal de Real de Catorce nunca se negó a atendernos, al contrario. La gente en la mina tampoco, el ambiente era un poco raro para todos porque generó una división en el pueblo. Pero no tuvimos problemas, al contrario, estuvimos muy contentos. Incluso el presidente municipal vino a la presentación, eso es muy importante.
FM: ¿Cuál era el otro proyecto que estabas haciendo cuándo los conociste?
HV: Se llamaba Los padres más estrictos del mundo. Era un proyecto donde trabajaba con grupos aborígenes. Era una especie de reality show pero serio. Tenía una función social, donde los chicos alemanes iban a aprender con los indígenas de una manera real. Ellos obviamente no querían trabajar y estar en las casas en África con la posta de la vaca. Nosotros queríamos que vieran cómo viven estos niños tan maravillosos en la comunidad wixárika y ellos que viven en Alemania se quejan de todo. Hablamos de chicos de 16 años. Accedimos a trabajar en el programa porque tenemos mucho contacto con pueblos indígenas, sabíamos que eso ayudaba a la comunidad, se hacían conocidas y le sacaban provecho, y los alemanes veían cómo sus hijos cambiaban gracias al trabajo con indígenas. Quisimos filmar aquí y nos pidieron hacer el documental los indígenas. Nunca se hizo el programa, hubo trabas y se canceló todo. Solamente hicimos la película.

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