domingo, 13 de octubre de 2013

Odile Fernández

"Me despedí de la vida y me curé con la dieta"



Posiblemente nunca antes haya comentado cuál fue el momento exacto en que mi interés por la nutrición se desató. Fue hace casi 10 años leyendo una entrevista en un dominical al Dr Barry Sears donde hablaba de la conexión entre dieta, inflamación y cáncer. Resultó en efecto para mí tan revelador que a las pocas semanas estaba regalando libros de nutrición a mis amigos y confeccionándoles planes de comidas.
Desde entonces he leído inmunerables testimonios de personas que han mejorado su salud hasta extremos inconcebibles en un mundo farmanarcotizado hasta la extenuación. Uno de ellos sin duda es el de Odile Fernández (gracias a una lectora por pasármelo), médico de familia que tuvo la fortuna de toparse con los beneficios de una dieta anticáncer durante sus tratamientos de quimioterapia (en el fondo, es una desgracia que ni siquiera un médico conozca con antelación estas estrategias, lo que da cuenta de nuevo del estado de nuestro mundo).
Tal éxito obtuvo que se recuperó de un cáncer ante el que los médicos le daban pocas semanas de vida. Su experiencia, plasmada en forma de ayuda a los demás, ha sido su libro "Mis recetas anticáncer". Transcribo por su interés una de las entrevistas que ha concedido Odile Fernández como ejemplo de que la dieta, bien empleada, tiene poderes tan increíbles como ayudar a reponerte de un cáncer oficialmente incurable.

¿Tuvo un cáncer?
De ovarios. ¡Me extirparon un tumor de once centímetros de diámetro! Y parecía solventado. Pero no…
¿No?
Metástasis en vagina, pulmón y huesos.
Buf.
Era noviembre del 2010 y tenía sólo un 5% de posibilidades de vivir más de cinco años.
¿Cómo encaró esta estadística?
Me deprimí. Y luego me despedí de la vida.
¿Cómo?
Grabé un vídeo para mi hijo de tres años, para que supiese cuánto habíamos jugado. Encomendé a mi madre y mi hermana su cuidado, además de a mi pareja…
Adiós a todo…
Sí. Convencida de morir antes de Reyes, compré juguetes para mi hijo, los dejé en un armario y me despedí del niño: “Jugarás más con papá…”. Y entonces pasó algo.
¿Qué?
Asumí que ya estaba muerta. Y, como seguía viva, me dije: “¿Por qué no haces algo?”.
¡Claro!
Empecé quimioterapia…, y algo más.
¿Qué más?
Indagué… ¡y descubrí que podía hacer bastantes más cosas por mí! Y sentí una oleada de fuerza, de convicción de que me sanaría.
¿Qué hizo?
Cambié hábitos dietéticos y estilo de vida. Sentí gran alegría… ¡y en dos meses el cáncer ya no estaba!: mi actitud y mi dieta activaron los recursos de mi organismo.
¿Qué dieta?
Con alimentos que frenan células tumorales, en vez de los que las aceleran.
¿Qué alimentos son más cancerígenos?
Lo dice la OMS: carnes rojas y carnes procesadas, ingeridas en exceso.
¿Procesadas?
Salchichas de Frankfurt, embutidos, salchichón, salami, bacon… Te depositan toxinas, por aditivos como los nitritos.
Señáleme más alimentos cancerígenos.
La bollería industrial, por su exceso de azúcares y harinas refinadas, y grasas trans. Y los fritos a más de 300ºC con aceites refinados y reutilizados. Y las barbacoas de carne.
¿Y eso?
El requemado de la grasa contiene benzopireno: ¡cancerígeno! Como el café torrefacto.
¿Y qué más debería evitar?
Excesos de sal, azúcar refinado y alcohol.
¿El vino tinto no era saludable?
Beber dos copas de vino tinto al día -una para la mujer- resulta oncoprotector, sí.
¿Y la Coca-Cola?
Cada vaso equivale a un vaso de agua con seis cucharaditas de azúcar: ¡excesivo!
Cite alimentos oncoprotectores.
Todas las frutas y verduras frescas, setas, algas, legumbres, té verde, chocolate.
¿Qué verdura es más anticancerígena?
Cebolla y ajo, tomate, setas, crucíferas (brócoli, coliflor) y todo lo verde.
¿Y cuáles son las frutas estelares?
Granada, cereza, manzana roja y cítricos.
¿Qué más?
Ciertas especias: cúrcuma, jengibre y pimienta negra. Su alto consumo en India ¡reduce allí los cánceres a la mitad!
¿Cúrcuma y jengibre frescos?
Sí, pero sirve en polvo. Y aromáticas: orégano, albahaca, perejil, tomillo. Y semillas de lino: ¡tienen más Omega 3 que el pescado!
¿Y eso es bueno?
Buenísimo, porque el Omega 3 es antiinflamatorio… ¡y las células tumorales prosperan en órganos y tejidos inflamados!
¿Qué me aportarán las setas?
Estimulan el sistema inmunitario, que protege contra tumoraciones. Las mejores: shiitake, mitake, reishi y champiñón del sol.
Prepáreme un plato anticancerígeno.
Desayuna un licuado de zanahoria, manzana, apio y jengibre (un trocito fresco, pelado). Mejor hazlo con una extractora lenta de zumos, que no desperdicia nada.
Déme algo más sólido para comer.
Una ensalada arco iris: verde (canónigos, escarola, espinaca…), naranja (zanahoria), blanco (cebolla), rojo (tomate). ¡Los colores son importantes!
¿En serio?
Expresan presencia de fitoquímicos: caroteno (naranja), licopeno (rojo)… ¡Y los fitoquímicos son una quimioterapia natural! Atacan a las células tumorales y vitalizan a las sanas. Combínalos y te protegerán. Y aliña tu ensalada con nueces, germinados, aceite de oliva virgen extra y plantas aromáticas.
Cocíneme ahora un plato oncosaludable que no sea una ensalada.
Hazte una salsa sofrita de tomate, cebolla y ajo, cúrcuma, pimienta y orégano, para acompañar lo que sea (un arroz integral, por ejemplo), y bebe una copa de tinto.
¿Alguna otra bebida?
Una infusión de té verde, cúrcuma fresca, pimienta negra y piel de manzana verde.
Y un último consejo dietético.
Come más alimentos crudos. Cocina al vapor. O, si hierves, ¡que sea a bajas temperaturas!, para preservar más propiedades.
¿Y así me ahorraré un cáncer?
Sólo un 10% de cánceres son genéticos: el resto son medioambientales…, ¡de los que descartarás un 35% si comes así de bien!
http://www.juventudybelleza.com/2013/07/me-despedi-de-la-vida-y-me-cure-con-la.html

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