lunes, 7 de enero de 2013

Año Nuevo España




Edición del 24/4/2012

El monarca español se lesionó de la cadera al cazar elefantes en Botswana. Su raído prestigio recibió otro golpe. Pero hay ofensas más grave del Borbón a la humanidad, como su ligazón a bancos y empresas causantes de la crisis.

EMILIO MARIN
El rey Juan Carlos de España atraviesa una racha negativa, de la que no puede echarle la culpa al azar, sólo a sí mismo. Primero, se le ocurrió ir a cazar elefantes a un país africano, Botswana, justo en medio de la más brutal crisis económica de España. Su ejército de desocupados supera los cinco millones de personas y se acerca al triste récord argentino (menemista, para más datos) de 25 por ciento sin empleo.
Eso y decir "a mí qué me importa" lo que pase al pueblo que me paga un generoso estipendio anual y me mantiene como un verdadero zángano, con toda la parentela, era lo mismo. La suya no fue una expedición modesta ni ecológica.
Modesta no, porque supone un gasto de 40.000 euros, lo que un científico que le dirigió una carta abierta de tono crítico percibe en dos años de trabajo.
Los defensores del monarca, esos que consumen líneas de "Hola" y otras yerbas, adujeron que el Borbón no había puesto un euro porque había sido invitado de ejecutivos de varias multinacionales y bancos. En la supuesta lista de cazadores VIP figuran directivos del Deutsche Bundesbank, Dresdner Bank, VW Group, la BMW y Krauss Maffey. La defensa monárquica asegura que el raid de fusilería no implicó gasto a España, pero al dar esos nombres de los acompañantes el rey quedó más complicado políticamente. La invitación a Botswana fue de Mohamed Eyad Kayali, el representante de la corona saudita. Los españoles de a pie sufrían la crisis y él se iba con empresarios Top que fueron algunos de los que provocaron ese drama.

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