viernes, 20 de julio de 2012



Elaine Fox: La gente que está muy implicada en lo que hace es más feliz. La felicidad no depende del dinero que se gana, sino de estar contento con lo que se hace, estar comprometido. Ese es uno de los elementos clave de la felicidad.
¿Podemos rediseñar nuestro cerebro?
Hasta cierto punto, sí. En mis investigaciones entreno a pesimistas para que dejen de serlo. Utilizaré como ejemplo la adicción al tabaco: de forma subliminal, el fumador asocia el tabaco con las áreas de recompensa. Mediante imágenes, conseguimos resintonizar imágenes y asociaciones.
¿Qué podemos hacer para ser un poco más optimistas?
Escribir un diario de la positividad en el que explicaremos todo lo bueno que nos ocurre. La memoria de las personas es muy sesgada: un pesimista recuerda más lo negativo que lo positivo, de modo que si escribe las cosas buenas, descubre que sus días son mucho más benévolos de lo que pensaba. Y está demostrado que diez minutos de meditación al día son muy poderosos.
Se asocia optimismo a ingenuidad.
Las raíces del pesimismo están en el sistema del miedo, y las raíces del optimismo, en el del placer. Debemos mantener un equilibrio entre ambos; se trata de llegar a un optimismo realista. Pensar: “Hay cosas que pueden salir mal, pero yo podré superarlas”.

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