jueves, 31 de octubre de 2024

Autobiografía en cinco capítulos cortos

I.
Camino por la calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Me caigo en él. Estoy perdido. No tengo remedio.
No es mi culpa
Me lleva eternidad salir del agujero.

II.
Camino por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
De nuevo no lo veo. Me caigo otra vez.
No lo puedo creer estoy en el mismo sitio.
No es mi culpa.
De nuevo me lleva mucho tiempo salir.

III.
Camino por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Veo que está ahí, aún así me caigo.
Es un hábito. Es mi culpa. Yo sé dónde estoy.
Salgo de él inmediatamente.

IV.
Camino por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Camino bordeándolo.

V.
Camino por una calle diferente.

 Portia Nelson, 

 …el caso no ofrece

ningún adorno para la diadema de las Musas.

Ezra Pound

 

Me despido de mi mano

que pudo mostrar el paso del rayo

o la quietud de las piedras

bajo las nieves de antaño.

 

Para que vuelvan a ser bosques y arenas

me despido del papel blanco y de la tinta azul

de donde surgían los ríos perezosos,

cerdos en las calles, molinos vacíos.

 

Me despido de los amigos

en quienes más he confiado:

los conejos y las polillas,

las nubes harapientas del verano,

mi sombra que solía hablarme en voz baja.

 

Me despido de las Virtudes y de las Gracias del planeta:

Los fracasados, las cajas de música,

los murciélagos que al atardecer se deshojan

de los bosques de casas de madera.

 

Me despido de los amigos silenciosos

a los que sólo les importa saber

dónde se puede beber algo de vino,

y para los cuales todos los días

no son sino un pretexto

para entonar canciones pasadas de moda.

 

Me despido de una muchacha

que sin preguntarme si la amaba o no la amaba

caminó conmigo y se acostó conmigo

cualquiera tarde de esas que se llenan

de humaredas de hojas quemándose en las acequias.

Me despido de una muchacha

cuyo rostro suelo ver en sueños

iluminado por la triste mirada

de trenes que parten bajo la lluvia.

 

Me despido de la memoria

y me despido de la nostalgia

-la sal y el agua

de mis días sin objeto –

 

y me despido de estos poemas:

palabras, palabras -un poco de aire

movido por los labios- palabras

para ocultar quizás lo único verdadero:

que respiramos y dejamos de respirar.

Jorge Teillier

miércoles, 30 de octubre de 2024

 Los hombres nacen suaves y blandos;

    muertos, son rígidos y duros.
    Las plantas nacen flexibles y tiernas;
    muertas, son quebradizas y secas.
    Así, quien sea rígido e inflexible
    es un discípulo de la muerte.
    Quien sea suave y adaptable
    es un discípulo de la vida.
    Lo duro y rígido se quebrará.
    Lo suave y flexible prevalecerá.

Lao Tse

martes, 29 de octubre de 2024

  Los colores ciegan el ojo.

    Los sonidos ensordecen el oído.
    Los sabores nublan el gusto.
    Los pensamientos debilitan la mente.
    Los deseos marchitan el corazón.
    El Maestro observa el mundo
    pero confía en su visión interior.
    Permite que las cosas vengan y vayan.
    Su corazón permanece tan abierto como el cielo.

Lao Tse

 Existo sin saberlo y moriré sin quererlo. Soy el intervalo entre lo que soy y lo que no soy, entre el sueño y lo que la vida ha hecho de mí. ¡Qué desasosiego si siento, qué desconsuelo si pienso, qué inutilidad si quiero!"

Fernando Pessoa


lunes, 28 de octubre de 2024

 Cómo me gustaría dejar de oír hablar de posteridad. Si me pongo a hablar de ella, ¿quién hará reír a nuestra época? Esta quiere y debe disfrutar. Nunca es poco la presencia de un muchacho divertido; el que sabe expresarse con gracia no amargará el humor del pueblo; deseará estar ante un público amplio para conmoverlo con más seguridad. Por eso, pórtate bien y sé ejemplar; haz oír a la fantasía con todos sus coros, a la razón, al entendimiento, a la sensibilidad, a la pasión; pero, eso sí, cuídate de la locura. Pero, sobre todo, ¡que haya acción! Se viene a ver; lo que gusta es mirar. Si ante los ojos ofreces una trama con muchos sucesos, de manera que la gente se quede boquiabierta, te habrás ganado a la masa y serás un hombre bienamado. La masa sólo puede ser movida por la masa y así cada cual se procurará lo suyo. El que mucho reparte, da un poco a cada uno, y así todos salen contentos de la sala. Si les das una pieza, dásela en piezas, con ese ragú te sonreirá la fortuna: lo representado con sencillez es igual de fácil de imaginar. De nada sirve que lo ofrezcas todo entero, pues el público lo desmenuzará.

Goethe

 La tarde está muriendo

como un hogar humilde que se apaga.

Allá, sobre los montes,

quedan algunas brasas.

Y ese árbol roto en el camino blanco

hace llorar de lástima.

¡Dos ramas en el tronco herido, y una

hoja marchita y negra en cada rama!

¿Lloras?...Entre los álamos de oro,

lejos, la sombra del amor te aguarda.


Antonio Machado

domingo, 27 de octubre de 2024

 Cuando contemplamos algo y lo vemos bello,

    algo, en cambio, resulta feo.
    Cuando contemplamos algo y lo vemos bueno,
    algo, en cambio, resulta malo.
    El ser y el no-ser se crean mutuamente.
    Lo difícil y lo fácil se apoyan mutuamente.
    Lo largo y lo corto se definen mutuamente.
    Lo alto y lo bajo dependen mutuamente.
    El antes y el después se suceden mutuamente.
    Por ello, el Maestro
    actúa sin hacer
    y enseña sin decir.
    Las cosas surgen y él deja que vengan;
    las cosas desaparecen y él deja que partan.
    El Maestro tiene, pero no posee;
    actúa, mas no espera nada.
    Cuando su obra termina, la olvida;
    por eso es imperecedera.

Lao-Tsé

sábado, 26 de octubre de 2024

 En lo que se refiere a estos cambios en las esperanzas de vida, el progreso de Corea es como si Haití se hubiera convertido en Suiza. ¿Cómo ha sido posible este "milagro"? Para la mayoría de economistas, la respuesta es muy sencilla. Corea ha prosperado porque ha seguido los dictados del libre mercado. Ha adoptado los principios del dinero sólido (baja inflación), gobierno pequeño, empresa privada, libre comercio y simpatía por la inversión extranjera. Esta visión se conoce como economía neoliberal. La economía neoliberal es una versión actualizada de la economía liberal del economista del siglo xvii Adam Smith y sus seguidores. Apareció por primera vez en la década de 1960 y ha sido la visión económica predominante desde la de 1980. Los economistas liberales de los siglos xvii y xix creían que la competencia ilimitada en el libre mercado era la mejor manera de organizar una economía, porque obliga a todo el mundo a rendir con la máxima eficiencia. La intervención del gobierno se consideraba perjudicial porque reduce la presión competitiva restringiendo la entrada de los posibles competidores, ya sea mediante controles de importación o la creación de monopolios. Los economistas neoliberales apoyan ciertas cosas que los antiguos liberales no admitían, muy en particular ciertas formas de monopolio (como las patentes o el monopolio del banco central sobre la emisión de billetes) y la democracia política. Pero en general comparten el entusiasmo de los antiguos liberales por el libre mercado. Y pese a unos pocos "retoques" a consecuencia de toda una serie de resultados decepcionantes de medidas neoliberales aplicadas a naciones en vías de desarrollo durante el último cuarto de siglo, el programa central neoliberal de desregulación, privatización y apertura del comercio y la inversión internacional ha seguido siendo el mismo desde la Hijeada de 1980. Esta clase dirigente neoliberal nos haría creer que, durante sus años prodigiosos entre los sesenta y los ochenta, Corea emprendió una estrategia de desarrollo económico neoliberal.6 La realidad, sin embargo, fue de hecho muy distinta. Lo que Corea hizo durante esas décadas fue alimentar determinadas industrias nuevas, seleccionadas por el gobierno en consulta con el sector privado, a través de protección arancelaria, subvenciones y otras formas de apoyo gubernamental (por ejemplo, los servicios de información de comercialización en el extranjero suministrados por la agencia de exportación estatal), hasta que "crecieron" lo suficiente para resistir a la competencia internacional. El gobierno era propietario de todos los bancos, por lo que pudo dirigir el sustento de todo negocio: crédito. Algunos grandes proyectos fueron emprendidos directamente por empresas de titularidad estatal -el fabricante de acero POSCO constituye el mejor ejemplo-, aunque el país tenía una actitud pragmática, más que ideológica, con respecto a la propiedad del Estado. Si las empresas privadas funcionaban bien, ningún problema; si no invertían en áreas importantes, el gobierno no tenía ningún escrúpulo a la hora de fundar empresas de propiedad estatal (EPE); y si algunas compañías privadas se administraban mal, el gobierno solía adquirirlas, reestructurarlas y generalmente (pero no siempre) revenderlas. El gobierno coreano también tenía el control absoluto sobre las escasas reservas de divisas (la infracción de los controles del cambio de divisas podía castigarse con la pena de muerte). Cuando se combinaba con una lista de prioridades en el uso de divisas cuidadosamente diseñada, garantizaba que la moneda extranjera ganada con tanto esfuerzo se utilizara para importar maquinaria y materiales industriales fundamentales. El gobierno coreano controlaba también muchísimo la inversión extranjera, recibiéndola con los brazos abiertos en determinados sectores al mismo tiempo que la excluía por completo en otros, según el plan de desarrollo nacional en curso. También mostraba una actitud laxa hacia las patentes extranjeras, fomentando la "rctroingeniería" y pasando por alto el "pirateo" de productos patentados. La impresión popular de Corea como una economía de libre comercio fue creada por el éxito de sus importaciones. Pero este éxito no requiere libre cambio, como también han demostrado China y Japón. Las exportaciones coreanas de la primera época -artículos como prendas de ropa y componentes electrónicos baratospretendían todas ellas obtener las divisas fuertes requeridas para pagar las tecnologías avanzadas y las máquinas caras que eran necesarias para las industrias nuevas y más difíciles, que se protegían mediante aranceles y subvenciones. Al mismo tiempo, las barreras arancelarias y subvenciones no estaban allí para proteger las industrias de la competencia internacional para siempre, sino para concederles tiempo para asimilar nuevas tecnologías y establecer nuevas competencias organizativas hasta que pudieran competir en el mercado mundial. El milagro económico coreano fue consecuencia de una mezcla inteligente y pragmática de incentivos comerciales y dirección estatal. El gobierno coreano no venció el mercado como hicieron los estados comunistas. Sin embargo, tampoco tenía una fe ciega en el libre mercado. Si bien se tomaba los mercados en serio, la estrategia coreana reconocía que a menudo debían corregirse mediante la intervención política. Ahora bien, si fuera solo Corea la que se enriqueció a través de esas políticas "heréticas", los gurús del libre mercado podrían descartar su caso simplemente como la excepción que confirma la regla. Pero Corea no es una excepción. Como demostraré más adelante, prácticamente todos los países desarrollados de hoy en día, entre ellos Gran Bretaña y Estados Unidos, las supuestas patrias del libre mercado y el libre comercio, se han hecho ricos sobre la base de recetas políticas que van contra las economías neoliberales. Las naciones ricas de hoy utilizaron protección y subvenciones, al mismo tiempo que discriminaban a los inversores extranjeros: todo ello anatema para la ortodoxia económica actual y "ahora severamente restringido por tratados multilaterales, como los ¿cuerdos de la o.uc, y proscrito por donantes de ayuda y organizaciones financieras internacionales (particularmente el FMI y el Banco Mundial). Hay unos pocos países que no usaron excesiva protección, como Holanda y (hasta la Primera Guerra Mundial) Suiza. Pero se desviaron de la ortodoxia de otras maneras, como su negativa a proteger patentes (hablaré más de ello en capítulos sucesivos). Los antecedentes de los países ricos de hoy en políticas referentes a la inversión extranjera, empresas de propiedad estatal, dirección macroeconómica e instituciones políticas muestran también desviaciones importantes con respecto a la ortodoxia actual relativa a esas cuestiones. Pero, si ese es el caso, ¿por qué las naciones ricas no recomiendan a los países actualmente en vías de desarrollo las estrategias que tan buenos resultados les dieron? ¿Por qué en su lugar distribuyen una invención sobre la historia del capitalismo, y además mala? En 1841, un economista alemán, Friedrich List, criticó a Gran Bretaña por predicar el libre comercio a otros países, pese a que había conseguido su supremacía económica por medio de aranceles altos y subvenciones considerables. Acusó a los británicos de "retirar la escalera" por la que habían subido para alcanzar la posición más alta de la economía mundial: "es una argucia muy común que, cuando alguien ha alcanzado la cumbre de la grandeza, retira la escalera por la que ha subido para privar a los demás de los medios para trepar tras él [cursiva añadida]". Hoy en día, hay ciertamente algunas personas en las naciones ricas que predican el libre mercado y el libre comercio a las naciones pobres con la finalidad de capturar porciones más grandes de los mercados de estas y evitar la aparición de posibles competidores. Dicen: "Haced lo que decimos, no lo que nosotros hicimos" y actúan como "malos samaritanos", aprovechándose de aquellos que están en apuros." Pero lo más preocupante es que muchos de los malos samaritanos de hoy ni siquiera se dan cuenta de que están perjudicando a los países en vías de desarrollo con sus políticas. La historia del capitalismo se ha reescrito hasta tal punto que mucha gente del mundo rico no percibe la doble moral histórica que supone recomendar libre comercio y libre mercado a naciones en vías de desarrollo.

Ha Joon Chang

 Pero me voy de aquí, te dejó mi canción

Amor te vas de mi, también me voy de ti

Lo nuestro terminó

Tal vez me extrañarás, tal vez yo soñaré

Con esos ojos verdes como mares


Jorge Villamil


 Dialéctica del amo y el esclavo

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.

Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.

Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.

Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.

Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.

Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.

Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.

Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.

Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco de un minué.

Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.

Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.

Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.

Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,

inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,

absuélveme, aunque fueras un ave disecada.

Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.

Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.

Verdad, no me prestes demasiada atención.

Solemnidad, sé magnánima conmigo.

Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.

No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.

Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.

Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.

Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.

Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce

después para que parezcan ligeras.

 Wislawa Szymborska 

 No voy a desdeñar el presente por un misterioso porvenir. Lo que vendrá, vendrá y lo acepto. Dejaré de afirmar que mi realización está en el futuro. Es ahora cuando debo realizarme, hacer fructificar mis potencialidades. Seré lo que soy y no lo que los otros quieren que sea. Lo que no soy, nunca lo seré. Lo que en verdad soy, lo seré siempre.

No guiaré mis acciones por miedo a castigos infernales o por codicia de premios celestiales. Si Dios no está aquí, no está en ninguna parte. Si yo no estoy aquí, no estoy en ninguna parte. Si hay un más allá, no necesito saberlo ahora. Cuando venga lo que tiene que venir, si es algo, nada me impedirá saberlo. Si es nada, yo también seré nada. ¿Por qué entonces angustiarme?

Aceptaré las leyes proclamadas por la colectividad, pero en mi mente y en mi corazón permaneceré libre de pensar y amar lo que desee.

Alejandro Jodorowsky

viernes, 25 de octubre de 2024


 Gabriel Rolón

 Conversación en un futuro cualquiera

    Texto para el catálogo de la obra de Max Neumann
    ¿Tenía usted más preguntas? No, gracias. Salvo…
    ¿Salvo…?
    No, nada. Ninguna pregunta.
    ¿Tampoco acerca de las mariposas?
    No, lo siento.
    Y sin embargo, la oscuridad es notable. ¿No le parece?
    Eso sí. Debo habituarme a ella.
    ¿No le inquieta?
    No. Las formas tal vez sí.
    ¿A qué se refiere?
    Todo es distinto. No fue difícil entrar, pero ahora que estoy aquí…
    … Todo le resulta extraño.
    Sí.
    ¿Por qué?
    Es el espacio lo que me produce vértigo. Una puerta que da paso a una noche donde siempre es de noche.
    Nadie sabe decirme lo que sucede allí.
    ¿Y eso le incomoda?
    Sí. Y la ausencia de ojos.
    ¿Ojos? No los necesitamos. Nuestra geometría obedece otras leyes. Nuestra mirada se pierde.
    Vemos de otra manera. Tal vez no debiéramos buscar más explicaciones.
    Tal vez. ¿Sabe usted a qué me recuerda todo esto? No.
    No quisiera ofenderle.
    Explíquese.
    Me recuerda al cordero de Zurbarán. Con sus patas atadas. Lo conozco, pero no veo el parecido. ¿Cree usted que está vivo o muerto?
    Eso no está claro. Tal vez estén a punto de sacrificarlo.
    ¿Y no se queja?
    No, eso no. ¿Tiene usted muchos amigos por aquí?
    Estamos más bien solos. Pero, ahora que usted lo dice…
    ¿Qué?
    Lo del cordero.
    ¿A qué se refiere?
    Podríamos reflexionar sobre ello. Tal vez lleve usted razón.
    Se parece a nosotros. Aquí rigen las mismas leyes.
    Sólo que nuestro espacio es distinto. Nunca podrá ser el suyo.
    Tiene que ver con nuestro tiempo.
    ¿Es también distinto?
    Sí. Si pudiera quedarse usted un rato más, se daría cuenta.
    ¿Qué sucedería?
    A lo mejor se convertía usted en uno de nosotros. ¿Le angustia la idea?
    Sí. Hace frío aquí.
    (Pausa. Y luego, vacilante:)
    Lo que me llama la atención es el silencio.
    Es el espacio el que lo produce. Éste no soporta ningún sonido.
    ¿Y las acciones?
    No debemos hablar de ellas. Cada cual se ocupa de lo suyo.
    Suceden muchas cosas. Pero envueltas en un silencio absoluto.
    Cada cual cumple con su deber. Es muy duro.
    ¿Durará mucho?
    No está claro. Eso no se pregunta. El tiempo carece de importancia para nosotros. Aquí el tiempo sigue otro rumbo.
    ¿Hablan?
    Apenas. A veces hablan de colores. Alguna vez hablan de una sombra, o de un círculo. Aunque la mayoría de las veces hablan del minio o del negro.
    Y de vez en cuando hablan del movimiento.
    ¿Movimiento? ¿Por qué?
    Por nostalgia. Nosotros no nos hemos movido más que una sola vez. Al menos, eso creemos.
    ¿Cuándo?
    Cuando fuimos creados.
    ¿Por quién?
    Por alguien que no conocemos. Le estamos agradecidos, porque, de lo contrario, no existiríamos. Pero no podemos cambiar nunca más.
    Está usted preso.
    Nosotros no lo vemos así. Consideramos esto nuestra casa.
    Debo irme. Lo siento.
    Nosotros también. Pero siempre sabrá dónde encontrarnos.
    Estamos aquí para quedarnos.
    ¿Siempre igual?
    Eso depende de quién nos mire.
    Hasta luego, pues.
    Hasta luego.


Cees Nooteboom